PLAY | PLAYLIST ALMA | Alone in Kyoto – Air
¡Muy feliz comienzo de semana!
El punto es que
esa súper nota de La Nación (que por
supuesto recomiendo lean: hay un laburazo periodístico ahí y más datos para que activen su
visita al igual que yo), me llevó a movilizar a mi familia al lugar un domingo de marzo al mediodía. Estaba
hambrienta de novedad, de colores, de gente pintoresca, de fotos entregadas en
bandeja y de ramen, y mi familia (siempre pata) estaba hambrienta :D Así que
allá fuimos…
Pasaje Echeverría y Barrio Chino, primer intento
El Pasaje Echeverría*
queda en la peatonal frente a la Estación
Belgrano C. del ramal Retiro – Tigre, entre las calles Echeverría y Juramento, Belgrano. Conseguimos para estacional a
una cuadra sobre Montañeses y lo tomé como signo de milagro, signo de un
domingo que perfilaba divino :D
* Presten atención
que, tanto en los locales del Pasaje como en varios lugares más de esta ronda
posteada hoy, NO ABREN LOS MARTES.
TODO
está bien en este rincón porteño:
los murales, la gente que camina, la gente del otro lado del mostrador, los
puestitos, la onda de los puestitos, que cada uno tenga su identidad e
impronta, que propongan sabores variados y diferentes, que se preste una
informalidad que te haga sentir de viaje / joven / de vacaciones / lo que vos
quieras sentir (y será algo bueno seguro).
Me
alegré ante la presencia de Morris
en el Pasaje Echeverría :D
Mucha bici. Me gusta eso. Y sin dudas, luego del tren o colectivos que frenen en Barrancas de Belgrano, no hay mejor medio de transporte para ir. Autos sepan que van a tener que invocar a todos sus dioses (o al “tío Sonny”) para poder encontrar estacionamiento en las calles.
Me gusta la idea del despacho desde una ventana: llámenme nostálgica de algo que jamás viví pues #PorteñaDeEdificio, pero esa cercanía de “vecinos” charlando e intercambiando (en el caso de Vina: vinos, empanadas y dulces) me llena el alma. Es eso de volver a hablarnos cara a cara, disfrutar el barrio (o al que adopten por un rato cuando vengan de visita acá) y el vínculo en la vida real. Sí, es eso. Eso me encanta.
Con todo este flasheo del lugar, y las fotos / videítos que estaba sacando, no me di cuenta que la peña se estaba llenando. FUERTE. El que se dio cuenta fue Mr. P, que enfiló a Copetín a pedirse un juguito para Dindu, una pinta para él y un ¿qué querés tomar? para mí. Yo quise sidra, y si mal no recuerdo, fue PEER. O sea: RIIIIICA.
Amé los
vasitos de este bar de sándwiches y
bebidas de canilla.
Amé la
sonrisa de mi niña disfrutando el paseo desde una banqueta.
Amé la
pinta de Copetín :)
Ahí fue cuando nos
dimos cuenta que ramen – sopa sentados en una calurosa vereda no era plan para
Dindu (que está en su etapa NO NO NO hasta que quiebra a los 10 minutos y come
lo que sea le pongan en el plato) y tampoco era plan para un Mr. P des-samuraizado (en Japón fue el gran
samurái de todos los palitos chinos). Y yo me quedé con ganas pero me entregué
pronto al hecho de que no era un plan para hacer ese mediodía, ya disfrazado de
13.30hs, caluroso, y con un mar de sibaritas alrededor. Jamás habíamos tomado
ramen (aunque P asegura que sí lo hemos probado en las tierras de Pao), ese no era el
día para presentarnos…
Comenzamos a
caminar hacia el Arco / Puerta del Barrio Chino, y mi cámara no pudo evitar
hacer un par de click click click más…
Waldo Mandiello también
presente en Pasaje Echeverría :)
El gran Arco / Puerta del Barrio Chino nos
volvió a recibir con su promesa de locales llenos de color, aromas a chow fan y
pinchos varios, y esa adrenalina de “quiero ver todo, probar todo, sacar mil
fotos, abastecerme para hacer mil recetas de Kari, y más más más, no
sé bien qué pero quiero más”…
Terminamos
almorzando en un clásico que jamás falla: Cocktail House 98. Conseguimos
mesa de casualidad (¿o también se lo tenemos que agradecer a mi abuelo Sonny?
Seguro que siiii), y comimos pinchos rebozados
riquísimos, de esos que podés pedirte mil más sin ponerte colorada :)
Después de comer
nos despedimos del Barrio Chino, y no fue hasta el viernes pasado, en el ocaso
de mayo, que volví por mi cuenta pendiente:
¡¡¡el ramen de Orei!!!
Pasaje Echeverría y Barrio Chino, segundo intento
Y lo más lindo fue que volví con Lou, mi querida amiga bloguera de la primera era (la suya: ella arrancó años luz antes que Alma Singer), un alma sensible, curiosa, autodidacta, hacendosa, creativa, inspiradora a más no poder, divertida y superadora (siempre que tengo que tomar una decisión por el bienestar del planeta, me preguntó qué haría ella jajaja). Al volver a verla, apagué mi hiperlapso y le dio el abrazo más fuerte que di post pandemia. La abracé por todo lo que la quiero, por todo lo que es (la admiro profundamente), por todo lo bueno que me recuerda :) Comimos, y paseamos y charlamos, y nos reímos, y proyectamos, y reflexionamos, y comimos más. Pero no me quiero adelantar. Primero lo primero…
¡¡¡Al
famosísimo ramen de Orei!!!
Esta japanese
window, que poco tiempo le tomó ser de culto, ya tuvo cartelera en la nota de Gisela, en Sólo por Gusto con nota de María De Michelis, en Vinómanos con una nota de Laura Litvin y seguramente en varios espacios más, pero me quedo con estas
tres para que completen la historia. Eso. Que su creador Roy Domínguez Asato tiene una
buena historia para contar :)
La comida se encarga desde la app
de Orei: si
quieren pagar online ahí tienen cómo, si pagan en efectivo los llaman de la
caja para efectuar el pedido. Y atención: si son viejales como yo y/o no tienen
capacidad para bajarse alguna app que les lea QR, despabilo la novedad de
Google que me enseñó My Master Lou: tocando
el símbolo de Google Lens en la barra de Google de sus celus, leen el QR que
sea :D
La
espera fue bastante breve (aclaro: a las 12:20hs maso de un viernes ya
estábamos encargando… no sé los tiempos en horas y días pico).
Lou se
llevó su tupper expandible para que
le sirvieran la comida ahí, y aunque no se dio cuenta hasta después, también
había llevado palitos para comer.
ACTITUD SALVEMOS AL PLANETA MEGA ON.
Yo pedí Shoyu Ramen: caldo claro de pollo,
shoyu (salsa de soja), fideos alcalinos, ajitama (huevo), negi (verdeo), tori
chashu (pechuga), y kikurage (hongos), por $990 (precio 27/05/2022). Yo pedí
MUY BIEN. Me gustó mucho, lo disfruté un
montón hasta la última gotita, que tomé del bowl como si fuera bebida :D
¡Cumpliste mis expectativas Orei, volveré a verte
seguro! :)
Como con Mr. P y
Dindurrias, nos despedimos del Pasaje Echeverría enfilando al gran arco del
Barrio Chino. Una vez más, maravillada con todos sus espejitos de colores…
No quise
entrar en Tich
(aunque Lou me hacía la segunda) porque prioricé seguir comiendo con ella
(jijij), pero me gustó lo que vi. Lo dejo para otra vuelta ;)
Mito o
realidad: ¿Narda vivió/
viva acá o no? ¿Alguien sabe? :D
Lou, My Master en
dónde ir a comer BIEN y novedoso, tenía en su radar pasar por Togni’s Café. ¡Lo bien que hicimos en seguir su mapa! :D
El
cafecito es muy lindo (una que le agradecemos a covidmmm: nos abrió ventanas para el antojo al paso en
todos lados), con mucha onda y un mostrador de lo más sugerente.
Con todo
lo que había, sucumbimos al chouquette
“Es un dulce típico francés. Es un pequeño choux de textura súper aireada, con
azúcar granulada por encima que le da una parte crocante”, informan desde su
feed. Compartimos uno entre las dos ($240,
precio 27/05/2022). Fue interesante ese sabor: me dio a pastelería de
tiempos de tés en lo de mis abuelos Aña y Sonny, con un dejo de crema
pastelera. Interesante. Si les cabe algo de todo lo que dije, vaya y prueben :D
Sucede
que el café se desprende de su hermano mayor, Togni’s Pizza :) Amé su look,
y me guardé la experiencia positiva de Lou para volver más adelante.
En el
medio de ambos Tognis hay un Fabric Sushi, de pinta muy canchera. Volveré cuando mis ingresos vuelvan a estar a
la altura de mi carrera juaaaaaaaaaaa
Seguimos rumbo,
doblando por Montañeses un par de cuadras más, saludamos a mi oficina a mitad
de cuadra sobre Manuel Ugarte y ahí, casi Congreso, en Montañeses 2785, mi
amiga de Retiro me dijo “¿viste? Hay un cafecito nuevo de Pamela Villar, se llama Suit Suit”. ¡¡¡A MEDIA
CUADRA Y MEDIA CUADRA MÁS DE MI OFICINA, ENTENDÉS!!! ¡PASO CON EL AUTO POR AHÍ
TODAS LAS MAÑANAS QUE BUSCO RETORNO PARA VOLVER A CASA DE LLEVAR Y BUSCAR A
JAZMÍN AL JARDÍN! O sea, mi nivel de SAY WHAAAAAT? no puede más, pero bueno, lo
bueno es que Lou me llevó. Y llegué a Suit Suit :D
Es muy
lindo leer el concepto y la
alegría de Pame & equipo al abrir Suit Suit en este post, y me viene
como anillo al dedo este texto para presentar su esencia: Clásicos de pastelería, sabores de la infancia, ingredientes q nos
identifican es lo q proponemos en Suit Suit. La idea es que encuentres lo que
te guste, en cualquier momento del día y te vayas con algo rico. Todo pensado
para llevar pero tenemos unas mesas adentro y banquitos en la vereda. Café,
algo salado para cortar y mucha pastelería. Fuente.
El lugar me gustó mucho (no puedo creer que no me haya llamado la atención antes su fachada), sus mostradores son asesinos (te dan ganas de TODO en serio), y lo que más me agradó fue la inmensa buena onda de los chicos.
Andre, acá sonriendo en la ventanita
del amor take away, nos hizo sentir como en casa, sacar todas las fotos que
queramos y, ATENCIÓN PAME + JOSEFINA + EQUIPO: Andre fue a cambiar un muffin
por otro para que luciera mejor la foto. Ese pibe vale oro :)
Las dos
elegimos lattes (atención a la taza Tica que Lou lleva a todas
partes), muy ricos, y muffins: ella vegano de manzana (dijo que estaba un
poco seco, así que lo llevó para hacerlo sopa en casa, jiji) y yo uno de Red Velvet, sabor que siempre me puede.
Me gustó, lo sentí húmedo y con frosting 10 puntos :D
Esta ronda de sabores cosmopolitas (japoneses, franceses y estadounidenses… no cualquiera en menos de 4 horas, ¿eh?) terminó con sobras en las manos y con otro gran gran gran abrazo. La promesa de volver a vernos antes de que pasen dos años más se selló con más risas y los mejores deseos. ¡Lou te quiero tanto! ¡Me hizo tan bien verte! ¡Y grazias grazias por la sabrosa invitación! :)
¡Y
qué bien me hicieron los dos intentos del Pasaje Echeverría, con sus deliciosos
bonus track! Espero que puedan hacerse una escapada
y disfrutar aunque sea uno de todos estos magníficos sabores y rincones de
Belgrano. Que la vida es hoy, y solo necesitamos buena compañía y algo rico en
el plato (bowl o tupper) para pasarla bien :)
¡Gran final de mayo a todos!
Fotos por Vero Mariani.
Qué lindooo!! Yo recuerdo la nota en living creo de su casa hace años y era ahí, hasta la terraza!!
ResponderEliminarHola, buen díaaa :D Aaaay, me dio un lapsus mental zarpado: ¿a quién te referís? Porque pienso en Lou y no tengo el recuerdo de que su casa haya salido en Living (sí en Casa Chaucha, en todas sus versiones jaaja).
Eliminar