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Natu Jarast y el mundo que empieza con A

  • 16/3/22 -

  

PLAY | PLAYLIST ALMA | Quién te enseñó pececito – Magdalena Fleitas

 

Pero al final, todas las casas se parecen un poco.

 

Que el mundo está cambiando no hay duda. Y que podemos hablar de mil temas referidos al mundo, también. Hoy sólo voy a hacer foco en que el mundo es uno solo para todos. Es un solo hogar. Y las distancias con los seres queridos duelen menos si los empezamos (y NOS empezamos) a ver, sentir y referir como ciudadanos del mundo. Hoy estamos acá, mañana allá, y eso está bien, porque en ese movimiento trasladamos todo el amor que somos y todo el amor que podemos dar. Me gusta pensar, como dice Natu Jarast, que al final todas las casas se parecen un poco. Quiero creer que sí, y que eso nos hermana, y que porque somos hermanos podemos – al menos intentar – ponernos en el lugar del otro, comprenderlo, ayudarlo, quererlo. Prepárense para un post muy acuariano y para una escritora de pura cepa que, intuyo, van a amar…



 

Amé el emocionante libro “Un país que empieza con A” de Nathalie Jarast, tiernamente ilustrado por Danli (Daniela Szmulewicz) y editado por Pupek Editorial. Ese es un libro de amor (y sabor) en movimiento, y nos refleja una realidad cada vez más normal, de la misma forma que celebra la transmisión de afectos y cuidados a través de los sabores, de recetas llenas de amor y consideración.

 

 

Pero no vamos a adelantarnos tanto: primero hay que ver las raíces de su autora, conocer su historia, celebrar las aventuras que la llevaron hoy a ser, aunque a ella le cueste el mote, escritora. Para mí es una hermosa escritora :)

 

 

Mi madre es una gran lectora y mi padre es un muy buen lector, para ser médico. Así que en casa siempre hubo libros y hábito. Una de mis actividades favoritas de chica era acompañar a mi mamá a la librería Penélope (en la Galería de Scalabrini y Santa Fe, lamentablemente ya no está más), donde siempre ligaba algo. Además, como soy hija única, los libros eran – y son - una gran compañía para mí (también invitaba amigues a casa, no era una niña solitaria jajaja). De ahí mi amor profundo por la literatura, que sigue intacto hasta hoy.


Leo desordenadamente, sin prejuicios, sin tapujos. Leo y me olvido, leer y copio frases en un cuaderno, leo y encontrar claves para la vida. Porque creo que toda lectura ayuda a entender algo de la vida.

 

Es difícil de poner en palabras, pero un libro atrapante me genera unas cosquillas en la panza (aunque suene cliché) y una emoción enorme. Pero también la pregunta de cómo se genera eso. ¿Cómo las y los escritores generan eso en sus lectores, los atrapan solo con palabras y crean mundos?

 

Cuando tenía unos ocho años, en unas vacaciones en Cariló conocí a Sandra Filippi, autora de Estrafalario de la colección Pan Flauta de Sudamericana (tenía toda la colección yo), y hubo algo ahí que me hizo un clic. Como que caí en la cuenta de que las y los autores eran personas reales, de carne y hueso. Suena medio tonto, pero en ese momento fue clave para mí y me hizo decir: “Quiero ser escritora”.

 


Mis primeros escritos fueron versiones de los personajes de Mujercitas y otros libros. Lo que hoy llamaríamos un fanfiction. Pasé por varios talleres literarios y a los diecisiete publiqué mis primeros cuentos en la antología Yo te cuento Buenos Aires, que era el producto de un concurso de la Legislatura de la Ciudad. Me publicaron dos cuentos y me sentía en la gloria. Con todo eso en mente, me anoté en la carrera de Letras, en la UBA.

 

Pero después me di cuenta de que es una carrera donde se lee mucho pero se escribe poco. Me encantó hacerla, leí autores a los que de otro modo no hubiera llegado, conocí a cuatro de mis mejores amigas, pero hubo algo de la carrera que también me aplastó. El “Nunca voy a ser tan buena como…” me re pesó y dejé de escribir. Siempre digo que me gusta leer más que escribir, pero es por miedo a que lo que escribo no sea tan extraordinario como lo que leo.

 

Por otro lado, a la literatura infantil siempre la amé. Conservé varios de mis libros de chica y aún antes de tener a mi hijo, me compraba libros infantiles para mí (ahora tengo la excusa jajaja).  Hay algo en Letras - o al menos cuando yo cursé - de que la literatura infantil es algo menor. De hecho, en la carrera, solo hay un seminario, que obviamente cursé. Pero lejos de ese pensamiento, siempre busqué estar en contacto y durante muchos años fui voluntaria de Fundación Leer- una ONG dedicada a la promoción de la lectura- que me dio una gran formación de LIJ. Después trabajé unos años ahí (ya paga) y también en FILBA que organiza el festival FILBITA.

 



Como dice Michel Petit, la lectura realmente abre puertas, porque presenta mundos diferentes a los que uno vive y hace pensar que puede haber otra realidad, especialmente en sectores sociales con menos acceso y más vulnerables. Así que además de amante, soy militante de la literatura.

 

En el medio, llegué al periodismo. Buscando una veta más “práctica” para mi carrera, pensando en la salida laboral y teniendo a grandes referentes que también fueron periodistas (Gabo, Hemingway, Didion), me anoté en TEA. Apenas terminé, en 2012, empecé a trabajar en La Nación, como colaboradora, haciendo reseñas literarias. ¡Estaba en mi salsa!

 

Y hubo algo de la praxis que me volvió a conectar con el escribir, no solo notas sino ficción también. Volví a talleres y a mis cuadernos. Igual todavía me cuesta el mote de “escritora”, no me lo creo del todo. Hay una imagen o una creencia en el mundo del arte, de que los artistas tienen una necesidad imperiosa de escribir/ pintar/ dibujar/ componer. Pero yo no lo siento tan así. Tengo mis momentos. Momentos de mayor inspiración y conexión con eso y otros en donde cero.

 


Por eso también, me voy anotando en distintos tallercitos donde me “obligo” a escribir. Si no, siempre hay otras prioridades: trabajar, hacer la cena, llevar a mi hijo al jardín. Todas cosas que también amo hacer (tengo la suerte de trabajar de lo que me gusta), pero le quitan tiempo a la escritura. Y la lectura también. Porque siempre es más fácil sentarse a leer que a escribir (y las distracciones de las redes y Netflix, pues la vida en la era digital).  

 

¡Un aplauso para la que lo dijo! La vida misma (y villano Netflix) nos atraviesa cuando queremos foguear una pasión, un deseo, una chispa de expresión. Pero me encanta cómo Natu logra esquivar la pelota y hacerse ese espacio, CREAR EL MOMENTO para encontrarse con sus ganas de escribir y nutrir una obra que todos disfrutamos (y disfrutaremos, poniéndole fichas al futuro jajaja) mucho. Y claro, además hay que pagar las cuentas (y viva que Natu las paga con la moneda de su pasión)...

 

En cuanto a lo laboral, además de en el suplemento Ideas, hoy también escribo para revista Ohlalá. Además, desde hace siete años trabajo en el sector editorial, haciendo prensa y comunicación de libros.

 

Yo tuve el placer de cruzar camino con Natu gracias a OHLALÁ! Makers, la escuela de emprendedoras de la Revista OHLALÁ! En este linkpueden encontrarse con Natu la periodista (prepárense para devorar sus notas y sentir un estallido de inspiración en sus cabezas), y sepan que si algún día tiene la fortuna de ser entrevistada por ella, será una experiencia hermosa, armónica y respetuosa con la historia que ustedes tengan para contar :) Gracias Natu por eso :)

 

Retomemos los libros, al nuevo suyo…

 



Escribir y publicar “Un país que empieza con A” es un sueño hecho realidad. Ver mi libro en la mesa de la librería me emocionó un montón.

 

¡Y es un sueño para todos! Es un libro exquisito, que nació así, escrito con la dulzura de un niño que hizo conectar a la mía con la historia (y a mi niña interior también, abrazada por una historia con alas). Un país que empieza con A es para leer y leer y volver a leer, abriendo el mundo a nuestros hijos y a nuestros corazones algo abatidos (hola 2022, te viniste con toda la artillería pesada…). ¡Y es tan lindo para mirar! Danli es una dulzura de ilustradora… ¿se pueden pedir posters de sus hojas?

 


 

¿Es posible vivir en dos casas? ¿Y en dos países? Matti vive en dos casas que están en países muy lejanos. Las costumbres son muy diferentes, pero hay algo en que las dos casas se parecen. Un libro álbum sobre la distancia y el amor de familia. Una invitación a viajar y a descubrir cómo es la vida acá y allá.

 

Este nuevo título de Pupek se suma a la colección de narrativa “Casas con palabras”, orientada a lectores que ya tienen cierto recorrido y aborda historias relacionadas a la identidad, la transmisión, recuerdos y acontecimientos que vinculan, a través de la literatura, a las y los chicos con experiencias vitales. A ella también pertenecen los Semillas de zanahoria. La abuela teje recuerdos y Si Polonia fuera un pastel, publicados en 2021.

 



Me encantó conocer a Pupek gracias a Natu, ¡su libro es una edición hermosa! Y hermosa es su esencia…

 

Somos una editorial de literatura infantil, comprometida con las infancias, la inclusión y la promoción de la lectura. Creemos en la importancia de los libros como mediadores del lenguaje, las emociones y el aprendizaje desde los primeros años y para toda la vida. Por eso creamos libros para potenciar y acompañar los intereses y características de  cada niña y niño en sus infancias.

 

Un país que empieza con A (ISBN: 978-987-48322-2-1) se consigue en la tienda online de la editorial, acá, y ya está disponible en librerías de todo el país, como Abrazando cuentos (Palermo), Mandrágora Libros y Cultura (Villa Crespo), Librería de la Arena (Villa Crespo), Oficina de Libros (Monserrat), Atrapa cuentos (Maschwitz), El gato Neftalí (Tandil), y más.

 

 

¿Y cómo sigue este cuento…?

 

 

Ahora me anoté en unos talleres online de FILBA con Nico Schuff, Paloma Valdivia e Inés Garland, a ver si sale la inspiración para un nuevo libro…

 

 

Hermoso eso :) Hermoso leera Natu en este post para el blog de Pupek (sobre la lectura en la primera infancia), inspirador leer sus notas para La Nación, y siempre superador leerla en su cuenta de Instagram: ahí está la Natu lectora, la profesional, la madre, la mujer que se hace el espacio para escribir y, con delicadeza, emana palabras para hacer un mundo mejor. Un mundo con más amor.

 



Muchas gracias Natu por compartir tu historia y por la generosidad de regalarnos tu amoroso libro :)

 

Muy feliz miércoles a todos, hermanos.

 

 

Nathalie Jarast
https://www.instagram.com/natujarast/
https://www.lanacion.com.ar/autor/nathalie-jarast-4706/
n.jarast@gmail.com
 
 
Danli ~ Daniela Szmulewicz
https://linktr.ee/soy.danli
https://www.instagram.com/soy.danli/
danli.ilustraciones@gmail.com
 
Pupek Editorial
https://pupekeditorial.com/
https://www.instagram.com/pupek.editorial/
pupek.libros@gmail.com
 

Todas las fotos de este post fueron provistas por Natu Jarast.

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