Hoy musicaliza
Silvi Bidabehere, una de las personas más leídas, informadas y generosas con
sus saberes que conozco…
PLAY | Corochiré (álbum completo) - Cecilia Pahl
Este es un post
sobre la energía de las personas. Yo por lo general vibro a 220 casi todo el
día, y soy fácil de exacerbar: puedo llegar a más, mucho más (para bien y para
mal). Siempre fui muy consciente de eso, pero con el tiempo también descubrí
que no me cuesta desacelerar si la persona o el motivo indicado se presentan y
me atraviesan. Este tema energético lo siento en serio en todo el cuerpo, y
ayer fue palpable lo bien que me hizo cambiar alto voltaje por un estado físico
y mental de suma amabilidad. Ayer fue un día que no me voy a olvidar jamás…
Hace unas semanas
recibí la invitación de Ceci (Violraviol) y Jose (Artefactos) para pasar una
linda mañana con ellas en su Tienda de Estación. Una cita sin agenda, algo para
comer y algo para celebrar: el tiempo que nos damos para encontrarnos. Yo fui
con Jazmín, una Jazmín a quien descubrí ya no tan bebé. Parece que sus días de
chupar cosas están contados :D
Yo venía un
poquito cargada de mala energía urbana gracias a los 20 minutos que me había
dedicado en encontrar dónde estacionar (sin suerte) + una serie de
desprolijidades del señor que tomó el auto en el parking. Pero Tienda de
Estación tiene un escudo protector nivel Jedi Master, así que fue abrir la
puerta y sentir el abrazo tranquilizador. Fue instantáneo. El espacio, que amo
por lo que contiene y por quienes lo habitan, parece un living al atardecer,
donde los amigos se encuentran y se regalan el tiempo para profundizar
vínculos.
La mesa estaba
puesta como para sacarle mil fotos, una belleza sin igual. Cada textil, cada
cuenco, cada ofrenda al amigo que llega era digno de admirar. Inclusive había
un queso de cabra intervenido por frutos y miel que casi me convence de gustarme.
Casi. En medio de ese festín reinado por pan casero cortado a mano, colgué
cinco minutos mirando la llama de una vela encendida, como si ahí estuviera la
fuente de toda serenidad. Y eso fue solo el comienzo, amigos…
Estaban presentes
Silvi Bidabehere (periodista de excelente cepa, productora de interiores y
personaje adorable), Agustina Rabaini (periodista y escritora exquisita),
Amelia (arquitecta y autora de Mañanas en Balbec, una delicia para los que
amamos los libros), nuestras anfitrionas Jose Ferrer (artista de la cerámica y
gran domadora de Dindinas) y Ceci Sonzini (diseñadora, amiga y sinónimo de buen
gusto: la RAE debería agregarla YA), y “Del bosque florido: una vida en recetas”,
el segundo libro de Agus, recientemente publicado por Periplo. Sí. Un libro fue
el sexto invitado. Fue todo un honor conocerlo. Fue escrito por Agus, con recetas
de su mamá Silvia Morizono, ilustrado por Flor Kaneshiro, diseñado por Andrés Sobrino, corregido por María de los Ángeles Roberto y editado + dirigido por
Eloise Alemany. El prólogo fue escrito por Silvina Reusmann, es una entrada deliciosa. En síntesis, un dream team editorial.
Retomemos: yo
venía al palo, entré, me serené, me olvidé que tenía una hija porque Jose la
tuvo en brazos por tiempo digno de heroínas, comí bocconcini facilitados por
palitos de árbol (posta), y me dediqué a escuchar. Agus tiene la voz más dulce y
suave del planeta (me recuerda a la tuya, Noe),
y una forma maravillosa de mirar y aceptar la vida, así como de transformarla en
prosa. Ahí me di cuenta que todas las presentes, menos Silvi y yo, hablan en la
misma frecuencia. Tienen una calma para expresarse que es admirable. Era
imposible no entrar en una especie de mantra tranquilizador, ¡y lo mejor de
todas es el contenido de sus palabras!
Estaba ahí,
escuchando a Agus sobre el origen de su libro y su trasfondo histórico, sobre
su familia y el rol que tuvo (y tiene) cada uno en condimentar sus páginas.
Estaba ahí, escuchando a Silvi sobre su viaje a Misiones y la riqueza cultural que
cosechó en su estadía. Estaba ahí, escuchando como Jose defendía a muerte a la
vaporera que la ayudó a hacernos un banquete nipón que obvio salió del libro “Del bosque florido”. Estaba ahí, escuchando a todas, nutriéndome de sus historias,
hallazgos y experiencias. Estaba ahí: qué suerte la mía.
Esa mañana que se
hizo mediodía fue un recordatorio de lo bien que hace regalarnos tiempo para nosotros,
tiempo para escuchar a los demás, tiempo para ESTAR presentes, sin celulares y casi
que sin cámara (raro que yo saque tan pocas fotos). Esa mañana me fui
esperanzada, enriquecida y con un libro bajo el brazo. Hacía mucho que no me
compraba un libro yo, no saben la alegría que me dio. Anoche lo empecé y luché
contra mis párpados recontra cansados hasta donde pude. Cada palabra de Agus
valió la pulseada contra el sueño. Fue una buena noche, y aunque no los
recuerdo, sé que tuve dulces sueños.
Gracias
a todas por tanta paz. Y belleza.
Les deseo
a todos muchos encuentros así. ¡Feliz fin de semana, feliz vida!
PD: Pasen por las
Historias Destacadas de Silvi (click acá) para ver videos del Desayuno Mágico
en Tienda de Estación. Son imperdibles :)
Tienda
de Estación
D: El Salvador
5894, esquina Ravignani, Palermo.
T: 4778-3136
Artefactos
Violraviol
Fotos por Vero
Mariani.
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