PLAY | Riptide – Vance Joy
¡Poesía divina!
Tenía programado hace semanas presentar hoy oficialmente a Eli de Libélulas Deco, y con todo lo que estuvimos viviendo a nivel nacional en estos días, no
había mejor post para cerrar una semana dura y alterada. Necesitamos mucho
amor, MUCHO EN SERIO, unión de hermanos argentinos, todos tirando para el mismo
lado. Remando juntos, como planté ayer en redes.
Cosa ‘e mandinga que justo hoy le tocara a Eli abrir el telón de Alma. Ella, que
es sin lugar a dudas la Embajadora del Amor, y está representada fielmente por
sus principales creaciones…
Los Mimosos más tiernos y bellos del mundo entero.
¡VENGA
ESE AMORRRRRRRRR!
Primero hablemos
del amor que siento por Eli, ¡la quiero tanto! La conozco desde prácticamente
los comienzo de Alma (y todavía recuerdo el desastre que hice con la
enmantecada de una torta de cumple, que estaba horneando en casa el día que
ella y Flor – su amiga y vieja socia – vinieron a merendar a casa). Eeeen fin, 2010. A ese
año se remonta nuestra historia, y desde antes Eli emprende. Eli teje. Eli
descolla con el crochet. Eli es 100% pionera en su oficio, y es dulzura
materializada: tanto ella como persona, como cada cosa que teje para hacer un
mundo más feliz.
¡VENGA
ESE AMORRRRRRRRR!
Mi
relación con el crochet se remonta a
la niñez, con los vestidos que me tejía mamá, que fue mi gran maestra en el
tejido y bordado. De ella heredé la
pasión por las artesanías, y aprendí a valorar los productos hechos a mano, que
llevan tanta dedicación y amor.
Desde
chica fui aprendiendo los puntos, hasta que logré tejer mi primer carterita, y
recuerdo con amor las tardes en casa con aroma a bizcochuelo recién horneado,
mientras le veía tejer y yo dibujaba (otra de mis pasiones).
Al
crecer estudié Diseño de Interiores y pintura. Mi lado de diseñadora estuvo
dormido algunos años, hasta que un día una amiga me propuso hacerle muñecos o pelotas a su beba, y nos
convertimos en socias.
Así,
hace 10 años nació mi primer emprendimiento que se llamó Quiut! Fue todo un
descubrimiento de formas, materiales y comencé
a aprender a tejer de otro modo, ya que había que darle forma en 3D al
dibujo del animal que habíamos dibujado. El otro gran descubrimiento para mí fue el mundo de los niños y sus gustos,
que les atraía y que utilizar para que sea todo seguro.
¡Amaba Quiut! Amé
conocerlas a las dos, fueron una de las primeras duplas que me enseñaron lo que
es diseño de autor, trabajar con materiales de primera y pensar en la sustentabilidad
del proyecto, tanto económica como planetaria (¿se puede decir así? Jajaja):
sus sonajeros estaban hechos con ese coso plástico de los Huevitos Kinder, rellenos
de porotos. Reciclado y seguro para los bebés :) Eeeen fin, que siga…
Fueron
años hermosos, con muchos logros,
como por ejemplo exponer en Puro Diseño, ganar un premio por el diseño del
stand, y verme saliendo en la tele, o el notas en diarios y revistas. Cuando
esa etapa llegó a su fin, agarré el cuaderno en cuál iba anotando y dibujando
ideas, y comencé con los prototipos.
Así
nació Libélulas Deco.