¡Buen día a
todoooooooooos! Antes de compartir el BRILLANTE post de hoy escrito por mi
queridísima amiga Nati Iscaro (¡y lujo de colaboradora de Alma Singer!), quiero
contarles que ya nació Justinaaaaaa, ¡su tercera hija! ¡Ñaaaaa! ¡Es un
bomboncito! Felicidades familiaaaaa, y bienvenida pitufina al mundo. ¡Qué
madraza elegiste Justi! :D
Ahora sí, hagamos de
cuenta que retrocedemos en el tiempo, que Nati está embarazada de Joaco, su
primer hijo, y que alguien tuvo la amabilidad de contarle estas cosas…
Feliz
lectura :D
Las
cosas que nadie me dijo antes de parir
(y
yo hubiera deseado que lo hicieran)
Por
Natalia Iscaro
Foto por Bridget Coila.
El título es
engañoso. Muchas veces creo haber oído algunas de esas frases, pero sin darles
un crédito real. Es como si yo hubiera pensado: bueno, no puede ser tan
terrible. O, después de todo, tuviste más hijos ¿o no? No es tan grave. Y la
realidad es que aun cuando ya tuviste hijos, te olvidás de todo, es como una
amnesia saludable para la supervivencia de la especie. Algunas cosas que
quisiera que me hubieran dicho son:
“Vas
a estar insoportable si no dormís”.
Claro, todo el mundo te dice “no vas a dormir nada” o “chau sueño”, pero nadie
te dice qué es lo que le pasa a tu organismo cuando no dormís. Y lo que pasa es
horrible: estas de mal humor, trastornada, olvidás todo, llorás por cualquier
cosa, sos tu peor versión. Quizá si alguien me lo hubiera dicho, cuando el bebé
dormía yo no me la hubiera pasado limpiado, ordenando, trabajando, o lo que
sea. Con el segundo mejoré: cuando Gaspar dormía, siempre que podía, me tiraba
a dormir con él. Y no hay nada más lindo que dormir con tu bebé al lado
respirando. Puede ser él en su catre o cuna de colecho, pero siempre cerquita
de mamá.
“No
organices gran cosa para los primeros meses del bebé”. Muchas veces escucho a mamás decir
que van a estar trabajando proyectos nuevos, o se van a poner a estudiar algo
nuevo, todo cuando nace el bebé. A mí también me pasó. Y algunas tal vez lo
logran, pero la mayoría no. La realidad es que cuando nace el bebé nuestra
cabeza está ahí, cuerpo, espíritu, todo. Y no te preocupa eso. Y está perfecto.
Organizar visitas o paseos demasiado orquestados, cursos, clases… todo eso se
hace difícil, la mayoría de las veces ni siquiera tenemos ganas. Y no pasa
nada. Tal vez nos pasa que estamos tan acostumbradas a hacer lo que queremos
cuando queremos, que nos resistimos a las nuevas reglas del juego, durante un
tiempo. Porque el cambio puede ser difícil. De pronto hay horarios de sueño, de
comida, de paseo, y vos ya no importás demasiado (hablo de los primeros meses).
Cuando pude entregarme a esto sin resistirme, la pasé muchísimo mejor. Cuando
intenté planes chinos, terminé enojada con todo el mundo y conmigo, y también
con el bebé que lloraba sin parar. Porque la realidad es que él no está listo
para demasiado estímulo: él sólo quería mamá, mimo, teta, caca y sueño. Y
sanseacabó.
“Dar
la teta puede doler”.
Claro, es maravilloso una vez que fluye y cuando le encontrás la vuelta. Cuando
estaba canchera, hubo momentos en que daba la teta caminando, parada, en un
teatro, un supermercado, en la calle, o francamente cualquier lugar en que me
encontrara. ¡Me convertí en Playboy-mamy-live! Pero lo cierto es que al
comienzo no siempre es así. Y a veces puede doler. Eso no quiere decir que no
puedas dar la teta, ni que es algo imposible para vos. Simplemente que hay que
pedir ayuda. ¿A quién? La palabra mágica aquí es “puericultoras”. Ellas pueden
presentarse en la clínica donde des a luz, y si no podés encontrarlas en Fundalam o Liga de la leche. A Fundalam
llamé por teléfono cuando se me hinchó una de las lolas, me contuvieron y
ayudaron y explicaron posibles motivos. Finalmente fui, porque me quedaba muy
cerca, y fue un hallazgo que no dejo de recomendar. Además de dar cursos,
talleres y grupos de apoyo, tienen “una guardia” adonde se paga una atención y
te explican todo lo que necesites. Vas con tu bebé y son súper contenedoras y
¡saben mucho! Otra vez fui para que me enseñen a usar el sacaleches, porque me
hacía doler, y también fue de gran ayuda. También sé de amigas que han llamado
puericultoras a sus casas, y también estuvieron felices con los resultados.
Como siempre, hay que animarse a pedir ayuda y saber que el dolor es una señal
de que algo no está bien, pero tiene solución. Eso no te hace mala madre, ¡¡¡te
hace una más de nosotras!!!!
“El
pitulín para abajo”.
Ok, parece un chiste o un libro de niños, pero es bien básico. Cuando le pongas
el pañal a un bebé varón, el pitulín va para abajo, sino el bebé se empapa, y
es un enchastre. También hay que tener en cuenta que cuando se enfría se hace
pis, así que si está sin pañal porque lo bañaste, y lo tenés un ratito arriba
del cambiador, te mea encima. Y, a diferencia de una beba mujer –que se empapa
hacia abajo- el bebé te baña a vos, con su pis y su manguera móvil. Para tener
en cuenta. Quien sepa de las nenas que cuente, me imagino el lago Lácar que
llega hasta el cuello y el pelo, una delicia…
“Los
niños pueden tener cólicos, y son muy angustiantes para las mamás”. Me pasó con el primero de mis
hijos. Joaco lloraba todos los días tipo 7pm. Podía durar diez minutos, quince,
veinte, cuarenta. Y lloraba como si se fuera a morir, exasperado,
retorciéndose. A mi hijo le dolía algo y yo no podía hacer nada. Era horrible.
Me fueron tirando tips. Por ejemplo, en la clínica donde nació, la enfermera
abría el grifo y lo acercaba, me decía que el sonido del agua le hacía acordar
a la panza y lo calmaba, y a veces funcionaba. Otra técnica era ponerlo boca
abajo y darle palmaditas en la espalda, algo que mi marido hacía y a él le
servía para calmarlo. Si no la bicicleta con los pies, acostadito, para liberar
los gases. En fin, muchas cosas que me fueron diciendo y aportando. Pero nadie
me dijo lo terrible que era ver a tu hijo sufrir, o que esos llantos se debían
a su estómago en formación, que era normal, que iba a llorar, que sólo debía
mimarlo y no estresarme porque iba a ponerlo peor a él. Yo sólo la pasaba
pésimo y, al principio, hasta que me puse canchera, me costaba acompañarlo a
pasar por el dolor.
“Cada
niño tiene su tiempo”.
Comparar es odioso, uno lo sabe, pero resulta que recibís los mailings de rigor
que te dicen todo lo que debería estar haciendo tu hijo según su edad
evolutiva. O te encontrás con otros nenes de su edad en la plaza, y los ves más
avanzados en el habla, la destreza física, la alimentación, los juegos… Y te
sentís mal. Mal por vos, porque sos una pésima madre, y mal por ellos, porque
no se sientan diferentes, frustrados, etc. Pero, con suerte, en algún momento
entendés que tu hijo es único y especial, que tiene su personalidad, sus gustos,
intereses, y un tiempo especial para adaptarse al mundo fascinante que lo
rodea. Está bueno poder enseñarlos a quererse tal y como son, ¡si así son
maravillosos!
“Los
chicos no van a quererte siempre, y es normal”. Los chicos pueden decirte cosas
hirientes, aún de chiquitos. “No te quiero”, “Que venga papá”, y algo adentro
tuyo parece que se astilla en pedazos. Pero eso no quiere decir que estés
haciendo algo mal, sino que le estás marcando un límite y no le gusta. Quizá
puedas hablarlo con él en ese momento, o quizá está tan ofuscado que no se
pueda, pero más tarde podés retomar el tema, o simplemente no haga falta
charlarlo. Pero es importante que recordemos que crecer no siempre es fácil, y
hacer caso a los adultos mucho menos. Pero los papás muchas veces sabemos qué
es lo mejor, aun cuando no sea tan divertido.
Foto por
Amanda M.
De yapa, algunas cosas
que fui aprendiendo cuando nació mi segundo hijo, Gaspar, sobre la crianza
cuando de hermanos:
“Todos nuestros
hijos son diferentes, y únicos a su manera”.
“Todos los chicos
pueden hacer cosas horribles en un momento dado, y eso no los vuelve
anormales”.
“Aunque no parezca,
los hermanos se quieren, aun cuando no siempre lo demuestren”.
“No está bueno dar
recompensas y castigos todo el tiempo, así sembramos la discordia”.
“Es necesario que
aprendan lo que significa compartir. Hay que machacar el concepto todo el
tiempo, incluso con nuestro ejemplo”.
“Siempre les
recuerdo a los míos que su hermano es su mejor amigo para toda la vida. No sé
si todavía lo entiendan, pero siento que es algo que un día van a apreciar”.
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Brillante post de
Nati. Obvio lo leí antes de tener a Jazmín y me trajo mucha paz en momentos
donde el llanto se hace devastadoramente insoportable (¡malditos cólicos!). ¿A
ustedes qué les pareció? ¿Quién tiene algo más para contar que ayude a futuros
padres? ¡Cuenten, nos interesa mucho! :D
¡Muy
feliz miércoles a todos!
Muy bueno para compartirlo, si es así la maternidad, muchos de estos temas son los que charlo en mi trabajo en maternidad y en las charlas de mi consultorio. Me gusta mucho cuando una mamá lo comparte para otras!!! :)
ResponderEliminarMe encantó, estoy de acuerdo en todo. Particularmente a mi como mamá primeriza me costó mucho esto de no hacer mega planes o encarar nuevos proyectos. A las emprendedoras nos cuesta! Lo mejor es como dice, relajarse y dejarse llevar, parece un montón pero en realidad es poquito el tiempo de dependencia total y mejor disfrutarlo!
ResponderEliminarEstoy muy muy de acuerdo con todo. Agrego algo relacionado con el tiempo. Por más raro que parezca antes de ser mamá en el primer mes del bebé hay días que no vas a poder ni bañarte porque la demanda es alta en imprevisible. Pero pasa y con el tiempo todo se va volviendo más fácil. Besos
ResponderEliminarQué lindo post! Está buenísimo. Muy genia y generosa Nati. Es todo tal cual lo que dice. Sobre todo esto de no resistirse a que las cosas cambiaron y punto! Eso a mí me hubiera venido bien. Mi culo inquieto no quería aceptarlo. :) Un abrazo a ambas madrazas.
ResponderEliminarEs asi, no hay tiempo ni para bañarse. Creo que todo seria mejor si, además, no tuviéramos tantos mandatos dando vuelta relacionados con la perfección: la mejor madre, la mejor mujer, la mejor en el laburo, la mas linda...
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