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Turn Off The Light - Nelly Furtado
Citando al genial Chavo
del 8, ayer viví un día nipón “sin querer, queriendo”. Quería ir a los dos
lugares que les presentaré hoy, claro, pero nunca me di cuenta que los estaba
agendado para el mismo día hasta que apagué la computadora para salir y conecté
los puntos. Tenía que hacer un trámite chino (no japonés) en San Telmo, y
aproveché el viaje en 130 para almorzar con mi amiga Paulin Bugni en Sushiblue,
sucursal centro, en Montevideo 134, a dos cuadras de la Plaza Mariano Moreno
(mejor conocida como la plaza del Congreso). Amo el microcentro, amo caminarlo
y amo escucharlo. No son las bocinas, ni los tambores de protesta, ni las
charlas animadas de compañeros de trabajo que salen de una reunión o se van a
comer juntos. Eso suma color, claro, pero Buenos Aires habla en sus pintadas, en
sus puertas, en sus balcones, en sus adoquines (algunas calles, como Venezuela,
hay que hacer equilibrio para cruzar a la otra esquina), en sus puestos
callejeros, en las mesas sobre las veredas, y en todos los cafés de esta
hermosa ciudad. Notables o no, todos hablan, y yo los escucho. Y amo que mi
estadía en el microcentro se haya coronado con un extraordinario almuerzo de
día hábil, en un extraordinario restaurant de sushi…
Nati de Sushiblue centro me contactó porque estaba buscando a alguien que haya estado en Japón
para conocer su experiencia. Qué bueno que ya tenía dos semanas armadas de viaje para compartirle :D Links van, mensaje viene, terminamos coordinando para
que visite la sucursal de esta cadena de comida japonesa que clama tener el
mejor sushi al mejor precio. Había una tabla de 30 piezas esperándome a mí y a
un acompañante. Me junté las manitos, miré al cielo y le agradecí a Dios mi
buena suerte (lo acabo de hacer otra vez jajaja). Así que ahí fuimos con
Paulin, mi amiga fotógrafa, artista, estudiante de último año de cine, y oh,
casualmente, residente del centro. ¡Qué conveniente! :p
¡Cuánta onda tiene
Sushiblue! Me encantó lo protagonismo de la gráfica, el acercamiento lúdico con
la cultura del sushi y la comodidad de sus mesas para vivir un almuerzo de
oficina nipón y placentero. Tuvimos el placer de conocer a Nati y, tanto ella
como el equipo a su cargo, nos trataron genial. Hasta nos estaban esperando con
mesa reservada, ¡y cartelito personal!