PLAY | Everybody Talks – Neon Trees
¡Muy buen día
chicos! ¡Qué buenísima onda que sooooon! Qué buena recepción tuvo la
introducción al viaje, sus comentarios me llenaron de alegría. ¡Gracias totales
por estar y estar con la mejor siempre! Les cuento cómo seguimos :) A partir de
hoy haremos el viaje en orden
cronológico, así que dividí las
ciudades en días y se me ocurrió hacer un mini cuestionario por ciudad con su info básica como para
situarlos.
Tenemos el placer
enorme de empezar el viaje en Matsuyama,
ciudad de Pao, de su marido Takeshi, del pequeño samurái Facu y del pequeño samurái
II que todavía está en la panza practicando sus primeras pataditas :D Este no
fue un punto más en el mapa ni una ciudad para tachar de los pendientes: esta parada fue un sueño y sin dudas
las coordenadas más emotivas del viaje.
Breve
resumen: conozco a
Pao desde hace fácil cuatro años y nos conocemos por nuestros blogs. La buena
onda que siempre existió online cobró energía real el primer viaje que Pao hizo
a Argentina, y cada vez que viene a pasar veranos / otoños acá, nos vemos
seguro, nos juntamos como amigas de toda la vida, charlamos largo y tendido, y
nos prometemos volver a vernos pronto, tan pronto sea posible. En uno de
nuestros encuentros Pao me regaló una manual inglés – japonés de bolsillo
genial (¡SIEMPRE me regala una millonada de cosas!). Estaba encantada con mi
regalo pero honestamente nunca se me ocurrió que podría ponerlo en práctica.
Viajar a Japón me parecía un imposible, demasiado lejos, demasiado caro (bueno,
ya se los conté mil veces…). Pero el manual quedó ahí, a mano, en mi estante de
guías de viaje; como si supiera que poco tiempo después sería desempolvado y
reposicionado en la mochila de viaje. Ese manual representa que los imposibles no existen, y que la
vida siempre te da buenas sorpresas. Viajar a ver a mi amiga argentina en su Japón
por elección fue la sorpresa más grande y hermosa de mis últimos cinco años. ¡Muchísimas
gracias querida Pao por tirar el anzuelo que me llevó allá! ¡Y gracias por
vivir en una ciudad tan genial!
Básicos de Matsuyama
Fecha: 13 de Diciembre 2015.
Cómo
llegamos: Tomamos
un vuelo de Jetstar del aeropuerto de Narita en Tokyo hasta Matsuyama (casi dos horas de vuelo).
Dónde
dormimos: ¡En la casa
de Pao y Takeshi! ¡El departamento más tierno del mundo entero!
Sensación
general de la ciudad:
Fue nuestro primer contacto con Japón, y tuvimos el privilegio de tener
anfitriones de lujo, súper atentos y con un muy buen timing para llevarnos a
ver la mayor cantidad de cosas posible en prácticamente 10 horas (¡y sólo cinco
con luz natural!). No tengo una sensación de Matsuyama como ciudad porque no la
“caminamos”, pero sí construimos una idea a través de sus puntos de interés más
importantes. Y por lo que vi en este rally, me dio la sensación que es una
ciudad tranquila, serena, súper limpia (como luego descubriría que es limpio
todo Japón), ordenada y respetuosa. ¡Y silenciosa! No es un dato menor, ya les
contaré por qué. Matsuyama se reveló amable y nos dio la bienvenida sin abrumarnos
ni sobre estimularnos. ¡Y eso que hicimos un montón! En fin, es una ciudad que
me dio mucha paz, y tiene presencia de mar, lo que la convierte en una de mis
favoritas ;)
La
joyita: La
aerosilla para subir al Castillo de Matsuyama :D ¡No apta para gente que sufre
de vértigo! ¡Una ronda maaaaaas! Y si me pongo seria, sí, el Castillo de
Matsuyama. Está perfectamente conservado y revela un Japón feudal auténtico (no
como el torre del Castillo de Osaka…).
Algo
increíble: El
culto a la mandarina. La mandarina es la fruta de la región, y la celebran en
todo tipo de producto, comestible y no comestible. Pao me regaló una washi tape
con mandarinas para recordarla para siempre :D
Qué
fue lo mejor que comimos: Me
cuesta decidir entre el sushi de pasarela del almuerzo o la cena súper
especiada típica japonesa con un twist orgánico y saludable. Me parece que esta
pregunta se me va a complicar siempre #gordaforever :p
Qué
fue lo mejor que compramos:
Acá tengo que cambiar la consigna y poner “qué fue lo mejor que Pao y Takeshi
nos regalaron”: TODO. Su tiempo, su generosa y cálida hospitalidad, su gloriosa
selección de comidas en cada parada gastronómica, TODAS las invitaciones (bochorno,
¡no nos dejaron pagar nada!). Y como si todo esto fuera poco, nos bañaron en
regalos recontra bien elegidos para cada uno. ¡Papá Noel existe y vive en
Matsuyama!
Ciudadano
ilustre: ¡Facuchan!
El pequeño samurái Facu es tan lindo que te lo mofarías a besos las 24 horas
del día. Es súper bueno, cariñoso, gracioso y está tan lleno de pilas y risas
que es el antídoto perfecto para cualquier jet lag. ¡Facuchan sos lo más!
Links de utilidad:
Links de utilidad:
http://www.tripadvisor.com.ar/Attractions-g298230-Activities-Matsuyama_Ehime_Prefecture_Shikoku.html
¡Nuevo link aportado por Pao! Se trata del grupo de Facebook Love Shikoku (la isla donde queda Matsuyama). Pao nos cuenta lo que hay: "tiene actividades, desde la experiencia de extranjeros, de esta islita remota que hoy es nuestro hogar. Y es organizado por las gobernaciones de las cuatro prefecturas de Shikoku en sintonía con el Ministerio de Turismo de Japón". Hagan click acá para ver esta valiosa data ;)
La ronda…
Los chicos nos
levantaron en el aeropuerto de Matsuyama, que me hizo acordar al aeropuerto de
Ushuaia. Es muy chico si lo comparamos con Narita, de Tokyo, y me dio la
sensación de ser más familiar. Lindo
recibimiento :)
Almuerzo en restaurante
de cadena local
Como llegamos al
mediodía los chicos nos llevaron a un restaurante típico de sushi de pasarela:
hay una pasarela automática que circula platitos con sushi. El valor de cada
plato está dado en su color o estampa, entonces, vos elegís todos los platos
que querés y, al “pedir la cuenta”, el mozo te cuenta los platos y te da el
total de lo consumido para que vayas a pagarlo a la caja (en todos los
restaurantes que vimos de Japón es así: el mozo te arma la cuenta y la pagás
vos en la caja). En este lugar además tenían unas vías especiales para un “trencito”
que despachaba los platos especiales pedidos en la Tablet que había en la mesa.
Takeshi pidió una barbaridad de cosas para que probáramos de todo. ¡El trencito
no paraba de venir!
Salsa de
soja, salsa agridulce, té en saquitos de tela, algas disecadas, palitos,
platitos, sal, escarbadientes… los imprescindibles de una mesa japonesa. Y no
tengo foto acá pero en todo Japón te dan agua con hielo cortesía de la casa y
además toallitas húmedas para que te limpies las manos antes de comer.
Todo estuvo
ESPECTACULAR, súper sabroso y abundante. Y comprobé que no me gusta el caldo en
Argentina ni en Japón :/ ¡Qué bronca me da que no me guste el ramen!
Visita y vistas del Castillo
de Matsuyama
Después de comer
fuimos a conocer el Castillo de Matsuyama,
aprovechando las últimas luces del día. El paseo comienza en la “planta baja”,
en la base del monte donde fue construido el imponente castillo…
Ahí comprás el
ticket para subir en aerosilla o en funicular. Mr. P y yo fuimos en aerosilla,
wiiiiiiiiii :D
Mr. P encaneció
del susto :p
Una vez que llegás a
la base del castillo, igual tenés que seguir subiendo más y más, y más… cómo
les gusta subir a los japoneses jejeje.
Y cuando llegás a la
gran vista del castillo, rodeada de árboles en tonos otoñales sentís que todas
las subidas valieron la pena :D
Para entrar al
castillo tuvimos que sacarnos los zapatos, y ponernos una especie de pantuflas
de plástico (onda crocs pero sin agujeros y más finos). Y ahí volvimos a subir,
pero esta vez escaleras empinadísimas con escalones altos y re cortos en
profundidad. Fue un milagro que no me pegara un patinazo, soy demasiado torpe
para castillos feudales :) Más alá del “turismo aventura”, me encantó el
castillo. Está re bien conservado y se respeta su identidad. Como está construido
es una cosa de locos, maderas encastradas súper resistentes y robustas. Toqué
cada veta que pude para tocar un poco de historia… ¡Y la vista del castillo no
tiene precio! Toda Matsuyama rendida a sus pies.
Volverte loca en iori
Antes de ir a buscar
el auto para seguir la ronda, entramos en este negocio fabuloso que queda justo
al lado de la entrada a los medios de elevación que te llevan al Castillo. Este
lugar se especializa en las toallas individuales con estampas divinas, son
típicas japonesas y, según Time Out, parece que ahora están siendo
revalorizadas, así que están de moda. Pao me contó que es habitual que los
japoneses lleven consigo estas toallas (son chiquitas), y viendo que en muchos
baños públicos no hay con qué secarse las manos, ¡es comprensible que lleven su
propio recurso!
Además de las
toallas, había cerámicas, objetos de decoración, papelería, algunas cosas de
almacén (con onda) y lo que me parece es jugo de mandarinas. Tengo que
rechequearlo con Pao :p RECHEQUEADO CON PAO: es un jugo de mandarinas pero más gelatinoso.
iori
Velas en el Templo Ishiteji
La próxima parada
fue el Templo Ishiteji al que llegamos con el anochecer. Pao nos cuenta que es es uno de los más
famosos en Ehime para la peregrinación de los 88 templos de Shikoku. Ya no había nadie y
estaba muy poco iluminado, aunque abierto y muy sereno. Confieso que sola no
entraba ni en pedo (¡tengo el síndrome de poltergeist!) pero con Pao fue un
privilegio. Nos dio sahumerios para encender el atado completo y plantarlo
prendido en un espacio con base de arena. Es una ofrenda y su humo limpia el
alma. También encendimos velas y recorrimos los altares. Sentí mucha paz y
gratitud. Fue lindo pasar a agradecer por haber llegado…
Caminata por zona comercial
de Matsuyama
Este fue nuestro
primer encuentro con callecitas peatonales techadas llenas de negocios sin
puertas: todo abierto y apetecible al gusto del consumidor :)
¡Acá
reinan las mandarinas!
Tecito en Dougonomachiya
El siguiente punto
en el recorrido tan nutrido fue ir a Dougonomachiya, una casa de té tradicional (por sus
tatamis para sentarnos, pisos de esterilla que pisamos sin zapatos y fuerte
presencia de madera en muebles y construcción)… ¡tradicional pero con mucha
onda! ¡Mucha!
Acá Mr. P probó una
cerveza local, Pao y Takeshi se pidieron un café, y yo fui por el té,
offfffvio. Los chicos pidieron para todos, si no me equivoco, mochis con pasta
de porotos (anko). Tengo que rechequear el dato con Pao (¡RECHEQUEADO CON PAO, Y COOOOORRECTO!), pero estoy casi segura
que es eso y, también que mi paladar no está lo suficientemente cultivado como
para apreciarlo :D Pero hay que probar de todo, ¡y más si estás de viaje!
En fin, el
lugar es espectacular. ¡Súmenlo a full a su lista de Matsuyama!
Dougonomachiya
D: 14-26
Dogoyunomachi Matsuyama Ehime (a 155 metros del Dogo Onsen), Matsuyama.
Kimonos en Dogo Onsen Honkan
Dogo Onsen Honkan es
un baño público de aguas termales que se dice tienen propiedades curativas. Pao
nos contó la leyenda de la garceta (pájaro blanco) que se lastimó su patita y
que la sumergió en estas aguas termales todos los días hasta sanarla y poder finalmente
seguir su vuelo. La gente que vio a la garceta curarse empezó a imitarla y a
darse estos baños para mejorar su salud. El rumor se esparció y el onsen se
hizo popular. ¡Y nosotros fuimos! :D
Pao y Takeshi nos hicieron
conocer este lugar increíble, súper tradicional, donde tuvimos que ponernos kimonos
(obvio descalzarnos antes). Si hubiéramos tenido más tiempo hubiéramos ido a
las aguas termales, pero nos dio para la foto y el tecito que te dan con tu
entrada. Con eso estuvimos más que satisfechos :D Pao nos contó que es habitual
que los japoneses vayan a baños termales, y que hay algunos que son súper
sofisticados (podés elegir qué baño ir de acuerdo a su fragancia). Habrá que
volver ;)
Dogo
Onsen Honkan
Cena en Soh Soh
Después de volver a
nuestros atuendos y esfumar la fantasía de la vida real japonesa que nos pintan
en El Último Samurái de Cruise, volvimos a la civilización que me gusta a mí…
¡la estética y la gastronómica! Pao y Takeshi nos llevaron a cenar a Soh Soh,
un restaurante con tanta onda que me agarró un ataque cuando entré.
Amé los muebles, amé
los detalles de diseño, amé el exhibidor de revistas, amé la mesa donde nos
sentamos (previamente sacándonos los zapatos), amé el baño tan limpio con su
inodoro del futuro, y amé todo lo que pidió Takeshi. Tiene el don de pedir
comida como una verdadera madre italiana. ¡Mangia
tutto che ti fa bene!
Es-pec-ta-cu-lar
todo. TODO. Comimos para el campeonato chicos, no les puedo explicar. Y todo
con palitos, ¿eh? Suerte encontrando un tenendor :p Pero mejor así, las culturas
también se comen y me encanta ser parte de ellas, aunque coma más despacio :D
Soh
Soh de Green Label
D: 3-2-10 Ōkaidō, Matsuyama.
H: Abre todos los días
de 11 a 22hs (últimos pedidos a las 21hs).
Dulces sueños y un
hermoso despertar en casa de familia
Después de pasear,
subir, bajar, comprar, mirar, fotografiar y comer como para aguantar tres días
sin bocado, llegamos a la casa de los chicos, la más tierna y dulce del planeta
tierra. No tengo fotos pero pueden mirar todas las que sube Pao en su Instagram, ahí tendrán detalles de una casa hecha pedacito a pedacito con mucho
amor, detalle y color. Acá se respira felicidad y tuvimos el privilegio de
contagiarnos esta dulzura y buena onda por una noche y su mañana. ¿Qué desayuno
de hotel 5 estrellas…? ¡Este está mucho mejor!
Al dulce
de leche, que le llevamos, ni lo tocamos. Sabemos lo que gusta y se
disfruta el triple viviendo lejos. Tenemos códigos :p
Mañana continuamos
la historia con este nuevo día, destinado a la maravillosa Miyajima y a su noche
en Hiroshima. Espero que les haya gustado este primer pantallazo japonés y que
definitivamente pongan a Matsuyama en su lista de ciudades para conocer :)
Infinitas
gracias Pao, Takeshi, Facu y PSII por recibirnos, mimarnos, malcriarnos,
pasearnos, alimentarnos y nutrirnos con sus historias, costumbres y buenísima
onda. ¡Gracias por ser parte esencial de este sueño!
Kokoro
– Origami & Etcéteras
Fotos por Vero
Mariani.
Ohhhhhhhhhh que maravilla todo! todo! todo! ojalá algún día pueda hacer semejante viajazo... A Pao la conocí hace 3 años en uno de sus viajes a estos pagos! qué decir? lo mas de dulzura como todos sus posteos, fotos y creaciones! (y coincidimos que su infancia transcurrió acá el el sur bonaerense!!!!). Ojalá tenga que volver a estos post en busca de datos! beso grande Vero!
ResponderEliminarPrecioso lugar.Único!
ResponderEliminarhttp://soldenochedecocrochet.blogspot.com.ar/
Impresionante post! casi me sentia ahi y sin viajar! gracias!!!
ResponderEliminarMe muero de amorrrrrrr!!!!!
ResponderEliminarBellísimo... todo!
ResponderEliminarWow! Qué lindo, ahora quiero ir, así no se puede :D
ResponderEliminarNo sé si quiero leer este post... ya sólo con las primeras lineas y después mirando rapidito mientras bajaba hasta los comentarios me agarró un deseo desenfrenado por viajar a las tierras de Pao! Cuanta lindura, por favor!!! Y encima con el bonus track de tener semejante anfitriones, lujo asiático posta (je).
ResponderEliminarQue bueno que hiciste este viaje, y que buenísimo que lo compartas con el resto de los mortales.
Segundo post, y una necesidad inmensa de ir. Solo se me viene a la mente tus palabras, no tengo que ahorrar toda la vidaaaaaa!! Par favar, fotasas y un super relato!
ResponderEliminarJejeje ,te hubieras animado a bañarte? Porque se dividen hombres de mujeres y se bañan desnudos! Yo no jeje!........
ResponderEliminarMmmm... desde el otro lado del mundo te contesto que sí jajaja!
EliminarHermoso recorrido virtual!
ResponderEliminarAmé la caja de las mandarinas! Si, así de básica soy.
ResponderEliminar<3 sin palabras <3
ResponderEliminarque hermoso Vero!!! y que anfitriones de lujo!!! Estas hecha toda una embajadora de Japon! nos estan dando ganas de conocer a muchas!!
ResponderEliminar:) :) :) :) gracias por su buenísima onda chicaaaaaas <3 Pao es TODO, on y off line :) Ojalá todas puedan viajar en algún momento de sus vidas a este maravilloso y tan único país <3
ResponderEliminarestoy flipando en color naranja.
ResponderEliminar♥