Alma Singer I | El Tigre siempre hace bien

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¡Feliz post Navidad! Espero que la hayan pasado bárbaro y que Papá Noel se haya portado muy bien con todos :p Desde el relajo de mi cuarto / estudio, con ese silencio urbano característico de un feriado, vuelvo el tiempo atrás a un hermoso sábado de sol que convertimos en paseo por el Tigre junto a Mr. P, Oso, Pipi y Pier, este último primo de visita y un gran viajero que quería tachar al Delta de su lista aventurera. ¡Sale y vale!

Ese sábado llegamos a Tigre y como primera medida fuimos a la oficina de Turismo que queda en la Estación Fluvial, a pasitos de la Estación de tren Tigre (terminal de la línea Mitre que nace en Retiro). Ahí nos atendieron muy amablemente y nos recomendaron visitar el recreo Tres Bocas que queda a media hora de navegación por el delta con la compañía Interisleña, la clásica “colectiva” tan pintoresca que tiene el Tigre. Nos comentaron que en Tres Bocas había restaurantes y también senderos para caminar y apreciar la belleza autóctona del Delta, desde sus casas y construcciones hasta la naturaleza y sus muelles que dan a arroyos tranquilos. El plan cerró por todos lados, así que pagamos nuestros boletos ($60 cada uno, ida y vuelta, Noviembre 2014), y fuimos a comprar provisiones para hacer picnic antes de zarpar.  

Acá comenzó un viaje para vivir con los cinco sentidos. El aroma a madera en el muelle, el contacto del agua cuando la colectiva hace sus olas, la vista aguda buscando detalles autóctonos del Delta y también su gente, el sonido de los pájaros cuando llegás a la isla, y los chizitos que compramos para liquidar en el paseo en barco, que no estuvieron nada mal :D (Acabo de googlear chizitos para ver si iban con “z” y aparentemente están hechos con derivados del petróleo. Ahí fueron los últimos chizitos que comeré en mi vida). En fin. Volvamos a la frescura del Delta…

El Interisleño nos llevó hasta el Muelle Santa Rosa, donde las Tres Bocas se encuentran (Río Sarmiento, Arroyo Santa Rosa y Arroyo Abra Vieja). 

Ahí pueden parar a almorzar en el bar restaurante La Riviera, o pueden comenzar el sendero del Arroyo Santa Rosa como hicimos nosotros. A paso calmo y con los ojos bien abiertos, nos llenamos de belleza…

Estaba LLENO de gatas peludas. LLENO. Pero están por temporada, así que relax que capaz cuando vayan ya no están más :D

No hace falta que describa el paseo, con las fotos sobran las palabras. Sólo quiero enfatizar la paz que vivimos en esa caminata y lo agradecidos que estuvimos por el día hermoso y no tan caluroso. Y agradecimos también encontrar un muelle sin dueño y sin gatas peludas para almorzar a la vera del río :)

Cuando terminó el picnic y la sobremesa sin mesa, enfilamos para La Riviera para tomar algo bien fresco y esperar el barco que nos llevara de nuevo a la Estación Fluvial. 

Si me concentro, todavía recuerdo esa sensación de bienestar tan pacífica y esencial que vivimos ese sábado. El Tigre siempre hace bien. Gracias primo por llevarnos al Delta…

Turismo Tigre

http://www.tigre.gov.ar/turismo/