Alma Singer I | Plenamente

No hay que subestimar jamás el poder de un mail. Para empezar, suele ser el primer apretón de manos de esta era online, así que hay que darlo “fuerte y firme” (en lo posible responder dentro de las 24 horas de haberlo recibido, de manera cordial y bien redactado, con tildes y mayúsculas). Dejando las formalidades detrás, pasamos a lo que importa: el mail transmite personalidades, ideas y propuestas que desean ser llevadas a la acción. Joder. No trasmite nada, ¿no? Por eso no hay que subestimarlo al escribirlo ni al recibirlo. Hay que darle su tiempo, su cadencia y un ENVIAR firme y decidido cuando el mensaje está eficientemente completo y presencialmente adecuado. Básicamente (mente mente mente), así lo veo yo. Y tengo un ejemplo para sostener tanto marco teórico barato de libro de dos mangos.

Un buen día Marina Maiztegui, creadora Sólo para mí (no necesita presentación, pero por las dudas les recuerdo que por acá paso por Alma), me mandó un mail con una idea de hacer una charla. Ese mail se convirtió en respuesta, ida y vuelta, y en un desayuno de a tres, con Flor Angélico, de Angélico y Rossi Abogadas. De tres pasamos a ocho, con Vero López, Pali Rossi, Rina Di Maggio,  Caro López y la ilustrada Seel Baylac. Ese mail se convirtió en La MiniPymer, una serie de charlas que nos alucinaron por la convocatoria. El mail también evolucionó en una realidad concreta emprendedora que nos tiene entusiasmadas y productivas con cadenas de mails casi diarias, una cuenta de Facebook, nuevas ideas, nuevas charlas especializadas y hasta el prospecto de llevar la charla general a nuevos puertos. ¡Y todo comenzó con un mail! El mail convierte realidades, y eso nunca va a dejar de sorprenderme e infundirme un soberano respeto.

Una de las realidades que concretó ese primer mail fue que finalmente pusiera fecha para conocer el ya no tan reciente nuevo showroom de Sólo para mí. El primer día que fui fueron más palabras y proyectos que incendiaron mi fuego emprendedor interno (Marina, a vos te debo TODO). El segundo también, sólo que sacamos cuaderno y plasmamos el guión de nuestra próxima charla especializadas de La MiniPymer. También almorzamos muy rico (ya conocerán al postre en el siguiente post), y yo saqué mi vieja cámara, sedienta de color y diseño…

El showroom refleja a Marina a la perfección: es cálido, con ideas, es colorido y sus materiales de trabajos en proceso revelan que siempre está en movimiento. Yo creo que si pudiera, el showroom te contaría anécdotas divertidas y te haría reír mucho. Ahora, si el showroom también mandara mails, agarrate, estarías a punto de convertir sueños en una feliz realidad. Básicamente, no subestimen jamás el poder de un mail.

Sólo para mí

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Showroom: Av. Cabildo y Olleros, Belgrano.  

Les recuerdo las tres nuevas fechas de las ediciones especializadas de La Minipymer.

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