PLAY
| Santería - Sublime
Si
en la redacción del Diario Perfil sonaban los temas de Jugate Conmigo, ni lo dudes,
venía de la sección Espectáculos, donde Martín y Brenda se estaban dando una
panzada de alegría. Lo bizarro, lo divertido, lo simplemente genial siempre venía
de esos dos boxes continuos (jajaajjaj por Dios el post que encontré:
decoración de boxes en Perfil año 2009). En fin, ahí estaban ellos, y hoy
ya no están más. La están pasando muy
bien puertas afuera, y hoy puntualmente vamos a ver en qué anda Martín, un
chico con tanto amor y bondad que algún día, me lo tenía que encontrar por acá…
Llegué al crochet por
casualidad. En realidad nunca había tejido nada, aunque me crié viendo a mi
mamá y a mi tía haciendo interminables sweaters llenos de amor y calidez. Ellas
son expertas tejedoras, metían cinco mil puntos por minuto... ¡Parecía muy
difícil!
Soy periodista y hace
un año que dejé de trabajar en redacción para empezar a armar mi camino
freelance. Un camino difícil, repleto de altibajos pero que me permite
administrar mucho mejor mis tiempos. Un día pasé frente a un negocio de regalos
para bebés y vi un osito tejido al crochet que me pareció hermoso, y esa misma
noche Mariano (mi pareja) webeaba por un sitio de fotógrafos e ilustradores y
se topó con la foto de un amigurumi. "Mirá, esto te va a gustar", me
dijo. Fue como una señal, y aunque nunca había escuchado hablar de amigurumis,
supe que tenía que intentarlo. Siempre había fantaseado con la idea de hacer
títeres, me provocaba una profunda sensación de alegría esa instancia de darle
forma a una criatura capaz de cobrar vida mágicamente.
Los
que quieran vivir en la alegría constante, tendrían que nombrar a Martín como
su gurú y seguir sus pasos. Yo lo sigo…
Al otro día, me
acerqué a la mercería amiga y compré una aguja, vellón y un poco de lana. No
tenía idea de números de agujas, de hilos de algodón ni de acrílicos, pero
recibí algo de asesoramiento de la dueña del negocio. "Mirá que es
difícil", me advirtió. Y algo de razón tenía: los primeros animalitos que
hice quedaron "raros", confusos, aunque para mí es imposible no
quererlos ahora. De a poco, practicando mucho y poniéndole empeño, la cosa fue
mejorando. Y ahí nomás surgió la idea de empezar a hacerlos a pedido.
Mucha gente cree que
los amigurumis son sólo para niños, pero según la tradición japonesa son un
auténtico alimento para el espíritu infantil que todos llevamos dentro, a veces
más despierto, a veces más dormido. Esa
idea de no dejar que el pequeño que alguna vez fuimos se aburra nos pareció
grandiosa, porque somos nosotros quienes debemos darle permiso para que siga
jugando, maravillándose con las cosas simples, las texturas suaves y los
colores. Ese es el concepto que abrazamos.
Te
quiero, sábelo. Y a Mariano también, gran ilustrador que, tiempo atrás, tuvo su brillante participación en la primera semana temática de ilustradores que tuvo
Alma, acá. Martín lo presenta:
Mariano, además de
periodista, es un gran dibujante y fue automáticamente sumado a la iniciativa.
Así nació Qué mundo beio!, un espacio desde el que mostramos algunos trabajos
que hacemos con mucho color y amor. Las tareas están bien repartidas: mientras
que yo me dedico al tejido, él pinta unos cuadros divinos y le da vida a los
simpáticos corchis.
Los corchis son un invento suyo: a partir de unos corchos de vino espumante que teníamos guardados en algún cajón, dibujó y pintó a un conjunto de divertidos personajes de lo más diversos. Así, en nuestra biblioteca hoy conviven señoronas con gatos, señores de traje, una indiecita, una chinita, un payaso... Ahora los hace a pedido, a veces creando personajes, otras "caricaturizando" a personas de carne y hueso.
¡Esta es Brenda y su familia! ¡Jajajajja! ¡Son lo
maaaaaaaaaaaaas!
La idea es que
nuestro pequeño emprendimiento crezca y se multiplique... Nos hace muy felices
dedicarle tiempo a crear cosas lindas para que otros disfruten. Estamos seguros
de que cada criatura tiene su alma, y que iniciará su historia a partir del
momento que caiga en manos de su "propietario". Nos gusta pensar eso.
De hecho, a veces nos encariñamos tanto con eso en lo que tanto trabajamos que,
antes de empaquetarlos para sus flamantes "dueños", les sacamos fotos
junto a los "residentes" -los amigurumis y corchis que hicimos para
nosotros- a modo de formal despedida. O de bienvenida al mundo, porqué no.
Nah,
¡son lo más! Qué bueno que haya gente como ustedes en el mundo beio…
Qué mundo beio!
quemundobeio@gmail.com
ay esos amigurumis! nunca vi unos tan lindos!
ResponderEliminarOoooohhhhh...los ame! Los amigurumis y los corchis: Brillante!!!! Beio, beio, beio! Voy para alla!!!!! Besotes
ResponderEliminarel pingüinito es una hermosura!
ResponderEliminarMorí con lo corchis!
ResponderEliminarBesotes!
Que lindos! Lo mejor...la iniciativa!! Un beso!
ResponderEliminarQuiero ese Totoro YA! Y mori de amor con los Corchis... que linduras por favorrrrr !
ResponderEliminarque lindor todo!!! los chorchis son muuuy lindos!!
ResponderEliminarjejjjejej ternura para todas! gracias por pasar chicas :D
ResponderEliminar