Llegamos
a Taller Manufacta, que físicamente queda casi en las nubes y, metafóricamente,
también. Acá, Lía Pichon Riviere es la persona más feliz del mundo, cerca de su
familia y mano a mano con todos los materiales y recursos que le permiten crear
piezas únicas, bien personales y tan sentidas como cada acto de amor que hace
por sus seres queridos. ¡Y ella es un amor! Decanta natural que sus obras, al
final de un proceso, se vean así…
Yo
tuve el placer de conocer a Lía en la última charla en Panal, a partir de
entonces siempre estuvimos en contacto. Yo me enamoré de sus creaciones, hechas
una por una con tanta dedicación. Me había topado además con uno de sus banquitos
violetas, el disparador de la idea de encargarle un banco del mismo tono para
el cuarto de reiki de mi mamá. Lía aceptó con re buena onda y lo hizo en un
santiamén, tal cual yo me lo había imaginado, personalizado hasta la frase que
le dediqué a mi vieja.
Lía
tiene una historia maravillosa porque es tan real como la vida misma, con todos
sus variopintos que nos llevan a ser mejores personas y un poco más felices,
día tras día. De puño y tipeo, Lía me compartió el camino que transitó hasta
donde está hoy, sentada feliz pintando, cortando, “decoupageando” y barnizando
bancos, banquitos, escaleras, perchas, maderas recuperadas, bandejas, tipitos y
más. Yo voy a compartirles pasajes claves para que la conozcan más pero le tiro
la respetuosa idea a Lía que la comparta completa en su blog. Hay mucho valor
que podemos sacar de tus palabras ;) Háganse un té, vamos a leerla…
Estudié
administración de empresas en la UBA y me gradué con diploma de honor como hace
20 años. Era una chica muy estudiosa. Trabajé en empresas pequeñas, medianas y
grandes. Era una clásica ejecutiva con tacos y trajecito sastre. Cuando nació
mi hijo mayor –Juan, que hoy tiene 15 años- ya no pude sostener la relación de
dependencia. ¡Mi instinto materno era muy fuerte! Ese fue el primer gran
quiebre –y jugada arriesgada- en mi carrera. Decidí largarme a hacer, por mi
cuenta, consultoría en marketing y comunicación. Me re inventé. Hice mi logo y
mi presentación, y conseguí mis clientes muy de caradura. O con convicción.
Detectaba una empresa que me gustaba y en la que sentía que podía hacer un
aporte, en función de algo que a ellos les faltaba. Me fue muy bien y lo
disfruté mucho. Manejaba los horarios con libertad y podía estar con mis hijos
(dos años y nueve meses después de Juan, llegó Emilia).
En 2003 un amigo de
mi familia me ofreció, junto con otro amigo que vive en Italia, hacer una guía
bilingüe (español / inglés) de viñas, bodegas y vinos de América del Sur.
Intrépida e inquieta, me embarqué en esta aventura. Otra reinvención en mi
carrera. En este emprendimiento fui gerente de todas las gerencias que te
puedas imaginar. Fui mujer orquesta y aprendí mucho, pero enloquecí un poco en
el intento. No me sentía cómoda con el proyecto y quería estar más tiempo con
mis hijos, que todavía eran chicos (y no les gustaba nada que viaje por
trabajo, por ejemplo). Luego de muchos meses de meditarlo dije “hasta acá
llegué”. Oootra tirada a la pileta. Y ahora qué, era la gran incógnita.
En pocos meses tuve
que afrontar varias cuestiones personales fuertes y ahí empezó una gran re
invención de mí misma, no ya sólo de mi carrera profesional. Crisis, terapia,
cursos en el Arte de Vivir, algo de meditación, muchas lecturas para pensar y
la decisión de no querer ser parte del mundo del consumo vacío (no querer hacer
el marketing “que miente”). Algunas experiencias en trabajos que tenían que ver
con la responsabilidad social empresaria y con el sector social. Pensé que
venía por ahí, pero no. Nada terminaba de cerrar.
En enero de 2011
cumplí 40 ¿te suena la crisis de los 40? Ese verano me había picado el bichito
del decoupage y había ido con mi hija, cuando terminaron las clases, a tomar un
par de clases a un taller donde nos enseñaron la técnica. Y nos habíamos
propuesto hacer un banquito cuando estuviésemos de vacaciones en las sierras de
Córdoba (mi lugar en el mundo, al que vamos todos los veranos). Ahí siempre
llevamos las pinturas, los pinceles, los hilos, alambres y demás cosas para
hacer “con las manos”. Mi amiga Yanina trajo ese verano 3 banquitos de madera y
cada una puso manos a la obra en el suyo. ¡Fue puro disfrute! Y creatividad a
full porque todavía no tenía muchos papeles. Era hacer con lo que tenía a mano,
con lo que había encontrado dando vueltas por casa.
Así empecé a hacer, y
hacer, y hacer. A recorrer madereras y librerías artísticas. A comprar papeles,
pinturas, pinceles y objetos de madera. Y a decorar la madera con papeles. Más
que todo, hacía banquitos y los regalaba, pero pronto se empezaron a colar más
cosas. Todo esto no fue planeado, simplemente fue sucediendo. Una cosa tras
otra, fluyendo. ¡Y yo que siempre fui la chica Excel organizada!
Todas las cosas que
hacía las publicaba en mi perfil personal de Facebook poniéndoles "with myown two hands" (hay una canción muy linda de Jack Johnson que se llama
así). Un día una amiga me preguntó “¿lo hacés de hobbie o vendés?” y yo dije
"lo hago porque me encanta hacerlo, ¡pero también puedo vender!". Y
así empecé a vender (en 2011).
Como todavía conservo
algo de chica ordenada pensé que tenía que crear una página corporativa para
Facebook y entonces surgió la idea de ponerle taller mAnUfActA (manufacta =
hecho a mano = with my own two hands).
Manufacta fue un
emprendimiento de mi mamá hace ya décadas, hacedora con las manos durante toda
su vida. Hacía estampados artesanales sobre toallas, manteles, almohadones,
sábanas y más. Retomé entonces el nombre y le sumé taller porque siempre me
gustaron los talleres de todo tipo y porque sueño, un día, con tener un taller
grande donde muchos puedan disfrutar de hacer cosas con sus manos.
Que
Lía continúe la saga de su mamá tiene coherencia y hasta un sentido de justicia
cósmica. Desde chica ama y junta papeles de todo tipo y se rodea de elementos
de librería tan feliz como una perdiz; y creció rodeada de madre artista y
padre creativo. Tarde o temprano, la creativa Lía dejaría el traje para ponerse
los jeans y tomar pintura en sus manos. Y
así crea, inspirada…
Me encantan los
papeles de todo tipo, la madera y las cosas lindas. Creo que los colores y las
cosas que nos gustan nos alegran la vida. Hago con mis manos, en el taller que
me armé en mi casa, con mucho amor y dedicación objetos únicos, originales,
creativos, auténticos, personalizados, artesanales. Para mí, cada uno de ellos
tiene vida. Algunos “dicen algo” con palabras o con imágenes, otros están
pensados en función de algún tema o color, otros simplemente van surgiendo al
combinar papeles de todo tipo, forma y color. La idea es que tengan que ver de
alguna forma con quien los va recibir.
Esta
alma inquieta y curiosa me invitó a conocer su taller, para gran gusto de mi
propia alma inquieta y curiosa. Me encontré con el reflejo perfecto de una
persona que se mueve en olas de cariño y buena onda, es un santuario de
inspiración, recuerdos familiares y mensajes positivos que la ayudan a juntar
fuerzas cuando las vagas escasean. Vamos a ver si puedo editarme un poco más y
compartirles las fotos que saqué justas para representarlas (¡cómo me cuesta
cortar!).
Me encantó el uso que le dio al envase de los
huevos (a mí me supera el material, me encanta, pero no sé para qué los
usaría).
Para resolver el tema de las fotos de producto, se instaló un rollo de papel grande que extiende para usar de estudio casero cuando lo necesita. Muy buena idea.
Tiene muchos mensajes power para rodearse de una buena energía.
Adoro mi taller, es
mi refugio y mi lugarcito en el mundo. Entrar y sentir el olor (mezcla de
madera, pintura y algo que no sé definir) me hace feliz. Trabajar frente a la
ventana por donde entra una hermosa luz natural, en compañía de mi perro (que
tiene un sillón especial para el), la radio, objetos especiales y amados, es la
dicha total. Cuando viene mi hija “a visitarme” es también divino trabajar con
ella al lado, haciendo algo. Es difícil a veces separar trabajo / casa –
familia. Pero también es práctico porque huequito que tengo, corro al taller.
Me inspiran los
sentimientos, el comunicar a través de los objetos. Los colores, las formas,
los diseños, la naturaleza en todas sus expresiones, la madera, las cosas
lindas, las ganas de darle alegría a la
gente. No tengo un estilo fijo, puedo hacer cosas más románticas en tonos
pasteles, otras más naturales en tonos ocre, algunas con súper papeles
importados y otras con recortes de papel de diario. Y esto me divierte, la
variedad me mantiene viva y creativa. No podría hacer mil cosas todas iguales. No hay nunca dos cosas iguales en taller
mAnUfActA. Nunca dos cosas me salen igual, por suerte (¡ni siquiera mis
tarjetas!).
Cosas
lindas, cosas “usables”, cosas 100% hechas a mano que fluyen bien, desde que
nace el pedido online hasta que Lía personalmente coordina la entrega. “Me da
mucha satisfacción la venta directa, poder estar en contacto con quien va a
usar o regalar lo que yo hago. ¡Me encanta el vínculo que se genera!”, expresa
seguramente con una sonrisa (debe tipear sonriendo). Y con esa sonrisa los
dejo, que arranca el día y este post llegó a su punto caramelo para trasladar
su buena vibra al resto del martes. ¡Qué sea muy feliz, pleno y aventurero para
todos!
Taller Manufacta
tallermanufacta@gmail.com
Fotos:
las fotos de los productos hasta el primer paréntesis pertenecen a Taller Manufacta. Las del taller y sus productos que estaban ahí las
saqué yo en flor de panzada de detalles :)
te juro que no tengo palabras. como siempre, me encanta lo que escribiste.
ResponderEliminar¡sólo que ahora es sobre mí y taller mAnUfActA!
no lo puedo creer Vero!! gracias por ayudarme a confirmar que soñar vale la pena y que todos podemos poner un granito de arena para un mundo mejor.
sos genial!!!!!!!! <3 <3 <3
:) gracias a vos por invitarme a tu mundo y compartir tu historia :) sos lo más, muchas pilas y mucha buena onda!
EliminarMe encantó Taller Manufacta!!
ResponderEliminarMucha alegría!!
me encantan estas historias de reinventarse uno mismo! que alegre ese taller!
ResponderEliminarCelebro vuestro encuentro.Disfruto cada foto, cada palabra. Amorosísimo por donde se lo mire.Besitos!
ResponderEliminarViviana Deino.
Yo también tuve la suerte de conocer a Lia en la charla de Panal y es una persona adorable! conocer su taller y saber un poco más de su historia me encantó!!!
ResponderEliminarBeso grande a ambas!
buenisimas sus creaciones, yo tambien tengo varias cosas de ella que alegran mi casa .
ResponderEliminarqué emoción la historia de Lía! y qué linda su obra.
ResponderEliminares un honor estar acompañada por algunas de sus creaciones en casa :)
Me acuerdo de Lia!!! Lo primero que me enamoraron fueron sus tarjetas personales hechas a mano!!!!
ResponderEliminarSe nota que labura con amor!!!
Besos Lia y besos Vero!!!(las fotos grandes me encantan)
:) gracias a todos por pasar, muy buena onda! lía genera eso ;) besos a todos!!!
ResponderEliminar(y aguanten las fotos grandes jajaja)
amor estoy muy orgulloso de lo que estas haciendo pero especialmente de lo que generas en la gente,es la suma de tu habilidad tu buen gusto y tu amor .te amo y segui adelante.
ResponderEliminarmorí de amor!! muchas gracias a todos por los comentarios. una alegría enoooormeee que me llena el alma!!! :)
ResponderEliminarmuy tiernos :) gracias por todo chicos!
ResponderEliminarTengo decenas de cosas hechas por Lia en casa. Y es todo increible y unico. Lia es un ser adorable y agradezco haberla reencontrado mas de 20 años despues ...!
ResponderEliminarVero, gracias por acercarnos a esta hacedora y su historia. Ambas muestran una visión luminosa de la vida, que se transmite en los objetos (hermosos y originales) y en las fotos (hermosas y graaandes)!!!!
ResponderEliminargracias por pasar y dejar tan lindos comentarios :) besos a todos!
ResponderEliminarvuelvo a pasar por acá. vuelvo a sorprenderme. y vuelvo {una y mil veces} a agradecer.
ResponderEliminara la vida, a vos Vero y a todos los que pasaron por acá y dejaron tan lindas palabras.
GRACIAS! sepan que me dan mucha alegría! :-D