El árbol de cerezo

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“¿Alguna vez viste cómo caen las flores del árbol de cerezo?”, me preguntó Flavia. Nunca en vivo y en directo (sí en el cine); pero en días como los que estamos viviendo, de mucha tensión, injusticias, desencuentros entre las personas, arrebatos climáticos y energéticos, un poco de cámara lenta y contemplación no vendrían nada mal. No tengo intensiones de ahondar en temas de espiritualidad, no soy quien, pero palpo la necesidad de cambio y vivo a flor de piel las ganas de suavizar los tratos y de recuperar el diálogo, hacia adentro y afuera. Y creo que Flavia me puede ayudar…  

Tengo 29 años, y toda la vida me gustó dibujar.  Desde chica que pasaba horas dibujando, armando collages, trabajando con las manos, pintando, etc. ¡Es algo que está presente desde siempre! Me recibí hace unos años de diseñadora industrial en la UBA, pero siempre estuve más cerca de este tipo de objetos (series bajas, con trabajo manual, materiales cálidos, etc.) que de productos más "industriales", por decirlo de algún modo. De hecho, ni bien terminé la carrera me anoté en un taller de ilustración, algo que tenía ganas de hacer mucho tiempo atrás y con las entregas de la facu (y el trabajo) me resultaba imposible. Fue algo así como "volver a las bases", dibujar más libremente, con otros materiales y soportes. ¡"El árbol de cerezo" tiene mucho de esto!

Las raíces de este árbol, como vemos, son firmes, profundas y sinceras. Es inevitable volver a los orígenes. Cualquier otro acto en contra es antinatural, ¿para qué forzarlo?

El año pasado decidí comenzar con "El árbol de cerezo". En realidad hacia rato que quería hacer cosas, pero nunca encontraba el tiempo. Y casualmente el tiempo apareció al vivir unos meses en Panamá… ¡algo así como que se alinearon los planetas y surgió todo!

Ese todo es un proyecto muy querido y conceptuado por Fla. En El árbol de cerezo, logró reunir todos esos aspectos que le fascinan de la cultura japonesa: el trabajo con papel, las estampas, las tramas y los pliegos, a los que llama mágicos. Todo esto que conoció por simple curiosidad, es hoy una realidad que comparte con todos en dos productos que tuvieron, como todo buen árbol, su tiempo de crecimiento y maduración…

El primer producto es "Origami Block", y apareció después de muchas tardes de dibujo en la playa, pruebas de color y testeos con amigos entre otras cosas. Es mucho más que un simple cuaderno para escribir o dibujar… ¡Podés transformar tus notas o dibujos en grullas! Tiene 60 hojas blancas de 80gramos de 15 x 15cm  y bolsillo interno; más mini grulla de ejemplo y las instrucciones para hacerlas.

El segundo producto es la "Línea Oru", una serie de productos hechos en tela plegada a mano. Los primeros en salir son almohadones y más adelante tendremos más cosas, pero siempre con este concepto: crear texturas y tramas en telas aplicando la técnica de origami.

En cada pliego de sus creaciones vemos como cóbran vida todas aquellas cosas que Fla estuvo buscando, experimentando, sintiendo y sembrando. Para ella no se negocia el uso de materiales cálidos (como telas o papeles, madera o tejidos); el diseño y aplicación de texturas y tramas; la aplicación de desarrollos planos llevados a otro nivel (cuenta que fue ayudante de morfología de diseño industrial durante tres años, lo que la ayudó a profundizar en el desarrollo formal de los objetos); las figuras geométricas, poliedros y demás; el trabajo manual, la dedicación y observación, el proceso de las cosas y el ojo en el detalle; y, más allá que resulta obvio, el origami.

Yo quiero sentarme un buen rato bajo este árbol de cerezo…  

El Árbol del Cerezo

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