A
finales de verano tuve el enorme gusto de conocer a Agus Sala gracias a Romi Lamarque. Resulta que estas dos viejas amigas que también comparten el gen
emprendedor, sólo que Agus está dando recién ahora sus primeros pasos. Su
camino está lleno de géneros sustentables (como algodón orgánico y tela de
bambú cosechado en lugares certificados), diseños sutiles e ideas brillantes que
acompañarán los sueños y días de bebés y chicos. Pero por ahora esto no es
motivo de post, Agus todavía está transitando el primer tramo. Vamos a dejar
que camine tranquila en este hermoso bosque sustentable; vamos a esperarla
sentados en su casa tomando un rico té en hebras con jengibre que esta gran
anfitriona nos dejó preparados para nosotros…
Su
casa. Aaaaah su casa. Cuando la conocí la flasheé en mil colores. Bueno, en
realidad en tres colores concretos: blanco, amarillo y azul. Y ahora van a ver
por qué. Primer nos topamos con una larga escalera y un espacio muy bien
aprovechado para tener una bibioteca en casa. Hasta aquí, los colores son
muchos y ninguno se destaca en particular, sólo hay buenas ideas (y aclaro:
para cuando yo saqué las fotos en marzo, esto todavía estaba en construcción).
La
circulación natural desemboca en dos puertas. Vamos a elegir la primera, que
nos lleva a la terraza de esta vieja y tan hermosa casa. Acá están todos los
colores de la ciudad, pero también está el sosiego y el sueño de un oasis
urbano como pocos…
Hamacas
paraguayas, flores y plantas, una huerta aromática tan bien cuidada y más ideas
para compartir y repartir. Y paz, más allá de la autopista que la saluda a un
par de cuadras.
El
camino nos vuelve a llevar al interior de este querido hogar, al primer cuarto
cromático: e living/dormitorio. Blanco en los muebles cancheros, blancas las
lucecitas que coronan el sillón/cama, blanca la cortina que separa la ropa. Recursos
inteligentes para el que tiene que habitar un cuarto de dos maneras.
Seguimos
al baño, amarillo y negro, canchero, planeado y a la vez, relajado. Un flipe de
baño amarillo y negro.
La
puerta nos lleva al pasillo exterior y de ahí, a la cocina, último refugio de
esta casa. Acá nos da la bienvenida el azul y el blanco. Azul en objetos de
bazar, en canastos, bolsas reusables, cuadritos, azulejos, plantas, faroles y
hasta en una balanza doméstica, sin descuidar el detalle de la esponja de
cocina, bien azul.
Las
fotos que saqué no hacen justicia a la belleza de esta casa pensada, buscada y
tan querida. Mejor seguimos tomando el té de Agus mientras ella nos prepara su
camino. Cuando esté lista para recibirnos, con flores frescas, ideas geniales y
mucho más té, no tengan dudas que publicaré la participación en el blog ;)
¿Alguien
pidió más té? Muy bien, hoy tengo mucho más para que tomemos todos. Vamos a Baraka, otro oasis urbano, ahora en
pleno corazón de Palermo.
ahhh qué lindos esos azules y turquezas!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarTodo se ve muy lindo con mucho color, lindo día, un abrazo!.
ResponderEliminarGraciass Vero!...siempre bienvenida!
ResponderEliminarnahhhhhhhhhhh divina muy chaucha, ya a casa chaucha!!!
ResponderEliminarcomo me gusta el amarillo...
ResponderEliminarquiero un gatito vintage de Corazón de Algodón!!!
Hermosa casa la de Agus!
que linda la casa de Agus!
ResponderEliminardivinos los colores de la cocina!
vieron qué linda casa??? es lo más! y guada, le dije a agus que es RE casa chaucha, que tenía que escribirle a maría jajaja!
ResponderEliminarbesos chicaaaaaaaaaaaaaaas
Que linduras...!Es una muestra mas que para ser bella una casa no necesita objetos caaaros... sino solo onda y buena energía!!beso!♥!
ResponderEliminarQué chauchescamente preciosa! y lo feliz que fui al saber que no soy la única que compra jabones que combinen con el resto del baño jajaaja!
ResponderEliminarNos encantó la idea de macetas en fila y en vertical. Volveremos a pasar en estos días Vero. Abrazo!
ResponderEliminarLo que más me gusta son las macetas con las hierbas frescas, y que siempre las tengas lindas y frescas listas para usar.
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