Life’s just peachy!

En Irlanda sonaba bastante. That’s peachy, algo así como eso está genial. Y si tengo que definir el 366 de Lu y su B&B en Cruz Grande, no encuentro mejor expresión que That’s peachy! Me da frescura, me da naturaleza, me da onda teñida con tintura ecológica, me da amor por la Pachamama y paz… 

Para los que no conocen a Lu, ella es La Maga (por más que se empecine en firmar en pasado). Es La Maga de los colores, las estaciones, del pan recién horneado, de las ganas contagiosas de amasar en casa (aunque no tengas más de 20cm de mesada), de las flores, los momentos de descanso y de la vida misma en fotos, al natural, sin conservantes ni azúcar agregado. Es La Maga porque nos da dos posibilidades de viajar, una real y la otra virtual. 

La real tiene dos siglas: B&B, Bed & Breakfast. Su hospitalidad te recibe en su casa de Cruz Grande, Córdoba. Y cuando digo su casa, soy literal. Más allá de la naturaleza circundante, del pan casero y la pileta, creo que ese el mayor encanto de esta propuesta. Es su casa.

Nosotros somos una pareja de alternativos con tres hijas de vida tradicional (colegio de monjas, saliditas los fine de semana, etc.), así que a veces se complica, y estamos siempre inventando cosas para rebuscárnosla. Desde vender docenas de empanadas, hacerle transporte a la convención de sufis, vender ropa en la feria, asistir a la dirección de arte en una película que se filmó, etc. ¡Lo que venga! Aunque lo que hacemos fijo, es, él construir y reciclar, y yo, además de criar a mis hijas, y cuidar mi casa y mi jardín, vendo panes y budines integrales, ¡desde hace como 20 años ya!

Una vez, hace años, apareció Mike (mi marido) en casa, con un chico ingles que se había encontrado en la terminal y necesitaba hospedaje. Y bueno, ¡hubo que prepararle un cuarto! Después hemos alquilado la casa varios veranos, con diversas experiencias, aunque la mayoría buenísimas. Y cuando se hace el Desafío del Rio Pinto, los ciclistas se desesperan por conseguir lugar, a tal punto de tener que sacar a mis hijas de sus camas y amontonar huéspedes en medio de acolchados rosados, Barbies y peluches. A pesar de estas experiencias, nunca antes se me había ocurrido darle el formato de B&B, hasta conocer la casa divina de Ale en el Tigre, que funciona como B&b hace 15 años y es un lugar increíble y súper recomendable.

Llegué de Bs. As. con tal entusiasmo que en seguida puse manos a la obra para arreglar algunas cositas que faltaban. Por ahora contamos con un cuarto, con su baño, en el que pueden entrar hasta cuatro personas. La idea es alquilarlo y ofrecer un buen desayuno de campo, con panes, dulces y yogures caseros.  En verano, además, están la pileta y el jardín listos para ser disfrutados.

Como dije, estás en su casa, con toda esa buena vibra de vida bien vivida, de oportunidades y hospitalidad nata, que te asegura que vas a sentirte POSTA como en casa en un lugar paradisíaco.

Su casa queda en Cruz Grande, a seis cuadras por camino de tierra del camino que une La Cumbre con Los Cocos. Lu cuenta que es un lugar como en medio del campo, con los gallos cantando como sonido de fondo, pero a cinco minutos del pueblo. Sus vecinos venden huevos y verduras orgánicas, a dos cuadras alquilan caballos, y a seis, en el camino principal, hay un museo de motos con restaurant y bar, muy lindo. Como ella lo plasma, tienen un mix genial entre paz y diversión. ¡La la la!

Paren, paren, no tomen la ruta todavía. Nos queda conocer su viaje virtual. Para tomarlo, sólo hay que visitar su Flickr y acceder a cada día de su vida por 366 días (porque le gusta dar la nota…).

Todo ese combo de naturaleza propia y circundante, todos esos colores, texturas y momentos que captura, se quedan guardados en fotos de una vida peachy. Y créanme chicos, no se necesitan nada más para viajar…

B&B en Cruz Grande

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Nota: todas las fotos de este post son de Lu.