Alma Singer I | La diferencia

Existe un paso entre el mirar a chicas tejer maravillas en un bondi (con el secreto deseo de hacerlo igual de bien) y encontrarte rodeada de alfombras, bolsos, carteritas y objetos de decoración realizados en crochet con descartes textiles. Ese paso es fácil de dar: es quitarse el prejuicio del “no poder” y aprender. Punto. Y Virginia dio ese paso, luego de sacar de la biblioteca el libro de esta ciencia oculta, desempolvarlo y abrirlo para descubrir que no es ninguna ciencia oculta, solo un oficio al que tenés que entrarle de lleno.

Empezó de a poco hasta que le encontró el “gustito del relajo”. (El mismo gustito que me doy yo cuando cierro a Robertita y me pongo a cocinar cualquier cosa con tal de pensar en NADA). Tejer la relajaba y la hacía feliz… ¿por qué no adoptar un hábito sencillamente tan bueno?

Y lo adoptó como empezó a tejer, de lleno y con alegría. En octubre del año pasado tejió los primero puntos de Malva Objetos Tejidos, donde pudo combinar su locura por el reciclaje, la decoración y el tejido. “Malva es el nombre de una maravillosa flor con propiedades medicinales que demuestra que para ser bella no es necesario ser una rosa perfecta”, explica Vir.

Lo primero fueron carteras, pero poco tardaron en llegar las alfombras, almohadones, canastos, paneras, lámparas y mantas. Lo teje todo ella solita (¿por qué privarse de lo que la llevó a generar todo esto?), y emprende cada objeto como si fuera a estar en el cuarto de sus hijos, su living o cocina. Peca de detallista, pero bien sabemos que en los detalles está la diferencia. La diferencia entre mirar mujeres tejer en el bondi o sentarse con ellas, sacar las agujas y crearse un mundo.

Malva Objetos Tejidos

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