About A Boy

Hay eclipses solares, cometas activos paseando cerca de la tierra y platos voladores (sí, ¡hay!). Y hay visitas de mi primo Ale a Buenos Aires, cuando se desenchufa de su vida de consultor archi prestigioso con base en Suiza. Las visitas de Ale se celebran como si fueran cenas de fin de año. Ayer nos vimos todos. ¡Feliz año nuevo!

Luces bajas, Blue 100.7, un partido de fútbol extranjero de fondo en MUTE y velitas en la mesa. En la cocina muslos de pollo con glaseado de soja cobrando forma en el horno, una ridiculez de arroz integral intentando hacerse en una olla insuficiente, verduras salteándose a fuego medio y platos sucios por doquier. Mr. P y yo haciendo malabares para resolver la cena sin que se caiga nada al piso. Esta vez tuvimos suerte.

Copas y vasos con vino, otros con cerveza. Charlas para ponerse al día, otras con dosis de presentaciones informales. Ale, Mr. P y yo. Después Vicky y Andy, y con el gong de la comida lista, Marian y Pablete. Todos los primos reunidos en casa, acomodados alrededor de una mesa un poco más pequeña que la ideal para una convocatoria de 7 personas. Sin embargo, todos estábamos cómodos, la charla genial y la comida, modestia aparte, apoteótica (aunque escasa… Sopapo de Jamie, no se calcular cantidades).

Anoche me jodían que iba a hacer de esa cena un post. Y es cierto. Es posteable. El encuentro, mi primo en Buenos Aires, la amistad más allá del lazo familiar, los chistes, los trozos de panes absorbiendo los restos de salsa directamente de la fuente porque el pollo no llenó ni un diente, las risas descontroladas por estrellas enanas negras que van a acabar con el mundo, el chocolate de autor suizo con pizcas de sal “que hay que degustar con un Cabernet Sauvignon”, el té blanco que trajo Marian, los helados de Daniel y el cuarto de “sólo vainilla”, las fotos, la sensación de ganarle al tiempo un miércoles cualquiera, y la canción justa en el momento justo. La felicidad que llega como un cometa es posteable.

Y para que este post no se quede solamente en sensaciones y en una gran canción, les comparto la receta del pollo con glaseado de soja, una gloria fácil de hacer y, según mi libro “200 recetas bajas en calorías” ($50 Yenny), es, sí, bajas calorías. Se las paso tal cual como la hice, doblando las medidas porque en vez de 4 éramos 7 personas (calculé 8).

Ingredientes

8 muslos de pollo limpiados por Mr. P

8 cucharadas soperas de salsa de soja oscura

6 cucharadas de azúcar (yo la hice con azúcar normal)

3 dientes de ajo (la receta dice 2) picados

4 cucharadas de vinagre de vino blanco

100ml de jugo de naranja recién exprimido (le puse lo que decía la receta, me olvidé de doblar cantidad jaja)

Pimienta a gusto

Delantal puesto y manos a la obra

Limpiar los pollos, sacarle la piel y ponerlos en la asadera, previamente aceitada (un toque, no se zarpen).

Mezclar la salsa de soja, el azúcar, el ajo, el vinargre, el jugo de naranja y la pimienta, y esparcir la preparación sobre los pollos (si les pasa como a mí, les va quedar todo sobre la asadera jejej). Tapar la fuente y ponerla en la heladera por media hora.

Cuando está listo ponerlo en el horno (precalentado) a fuego medio (180°C) y esperar 45 minutos aprox. Yo los di vuelta a la media hora. No se cuelguen con el tiempo de cocción porque si se “pasa”, la salsa se empieza a hacer una pasta.

Servir con verduras, arroz o puré. Nosotros lo hicimos con arroz integral con mucha manteca y sal.

No se olviden el pan para mojar lo que queda de salsa en la fuente y los amigos. ¡Bon profit!