Alma Singer I | Mientras tanto, en el Salón de la Justicia…

Así como Clark Kent se saca velozmente el traje en una cabina de teléfono y se convierte en Super Man, Mariana se enrolla con lana de color (preferentemente pastel) y se convierte en Miss Celanius. ¿Su misión? Envolvernos en una nube de ternura con aroma a bizcochuelo recién horneado, texturas suavecitas y esencia inocente pero contundente: la bondad en el mundo existe… He aquí su arma súper poderosa, los Amigurumis.

¡Whisky!

Cuenta la leyenda que un amigurumi es un peluche de crochet y nació donde todo lo pequeño es tierno, como Hello Kitty, que es ama y señora. Claro, en Japón. Pero como buenos ciudadanos de Ciudad Tiernópolis, queremos saber la historia de Miss Celanius y… ¿pueden creer que existen pergaminos arcaicos escritos por ella misma? Tuve que desempolvarlos un poco para leerlos y traducirlos (están escritos con jeroglíficos que me recuerdan a Heidi, Pedro, el abuelito, Anita… WTF??? ¿Qué tenía mi café hoy?). En fin, a la historia…

Me llamo Mariana y soy una de las tantas pueblerinas que se vino a vivir a la gran ciudad. En mi caso, fue para estudiar Comunicación en la UBA, carrera que adoré y a la que todavía le debo mi tesis final. Seguí la orientación en publicidad porque siempre me atrajo la creatividad y me daba mucha intriga todo ese mundo, pero con el correr del tiempo me fui “desencantando”. Después de años de trabajar en agencias me di cuenta de que el ritmo alocado, las sobreexigencias de los clientes y marcar tarjeta no era lo que más me gustaba y me fui corriendo más para el ámbito de la comunicación propiamente dicha. Así también fui Community Manager (soy bastante nerd, geek, adicta a las redes sociales), y hoy trabajo en una agencia digital.

Una Clark Kent mujer, con inquietudes y armas a tomar. Bien ahí. Prosigamos, que ahora se devela a la súper héroe…

Miss Celanius (así me decía mi amiga Coco cuando trabajábamos juntas en una productora) surgió casi por casualidad. Debo decir que no soy una persona muy habilidosa con las actividades manuales, soy más bien torpe. Por eso cuando mi mamá me enseñó a tejer a crochet estuve meses sin poder hacer otra cosa más que una cadenita eterna que daba lástima. Pero al menos el punto básico ya lo sabía de taquito ;)

¡Claro que sí, esa es la actitud Miss Celanius! Retroceder nunca, rendirse al punto jamás. ¿Y cómo llegaron estos adorables hongos con dientecitos, donas y otros personajes adorables?

Cuando empecé a ver en tiendas de diseño y en internet estos muñequitos de crochet japoneses, me volví loca. Tenía que tenerlos. Fui a un local por Palermo y vi que definitivamente los amigurumis se iban de mi presupuesto, así que decidí aprender a hacerlos yo. Un poco de Taringa, muchos videos de Youtube y unas cuantas contracturas lumbares hicieron el resto, y de a poco fui aprendiendo. Los primeros que hice, claro, eran horribles, pero significaban todo un logro para mí. Un buen día me surtí de lanas y llevé un par de gumis para mostrarle a mis compañeros de trabajo. Todos los adoraron instantáneamente y me empezaron a pedir que les hiciera donas, honguitos y monstruitos. Ahí empecé a pensar “Mmm, esto puede andar”.

Y anda, sobre rieles recién aceitados en un mundo de fantasía donde la imaginación, la perseverancia y la buena actitud garpa. Queremos saber el desenlace de la primera parte de esta historia…

Finalmente la creatividad que buscaba en la publicidad me llegó de otra manera a través de este proyecto, que recién está empezando pero ya me trajo muchas alegrías. Me inspiran los colores, las texturas y... la gente. Amigas que ven los cupcakes que tejo y me dicen “Podrías hacer alfajorcitos también”. O como mi papá, que hace tiempo quería una lechuza y me lancé a tejerle una de la nada. Siempre que empiezo a tejer algo nuevo, disfruto no saber cómo va a quedar. Aunque tengas una idea previa, en el proceso siempre algo cambia y el resultado final es mejor que el planeado. También me gusta pensar que los muñecos pueden ir a parar a manos desconocidas, que pueden estar alegrando un rincón especial que necesitaba ESE detalle para estar completo.

¡Ahí está nuestra súper héroe! (me niego a usar la palabra heroína, tenés muy mala prensa querida). Generosidad e inventiva al mango, virtudes que aprecio tanto como vivir una pasión (y ocupación) sostenida por recuerdos y lugares felices del alma.

Personalmente vinculo a los amigurumis con la infancia, no porque los teja específicamente para chicos (de hecho siempre los pienso como un producto decorativo para “grandes”), sino porque a mi me retrotrae a cuando yo era chica y adoraba a un muñeco que podía no ser el más sofisticado o el más caro, pero era mi preferido por otras razones. Creo que los objetos tienen mucho más valor cuando somos nosotros los que los cargamos de significaciones. Y esa es la idea detrás de Miss Celanius: que puedas regalar o regalarte un pequeño objeto, artesanal, lindo, chiquito pero que signifique mucho.

¡Chapeau Miss Celanius! Y muchas gracias por seguir dando tanto al mundo. El de Alma, precisamente, tomó un color mucho más amable y divertido cuando tus dos creaciones llegaron para sortearse…

Así es, una dona tentadora y un búho amigo están esperando nuevos dueños, nuevos hogares donde irradiar su ternura y buena onda. El que quiera llenarse de esa vibra linda, deje su nombre y mail en este post o envíe su ¡¡¡¡AY PORQUÉ NO ESTÁ EN CASTELLANO!!!! a almasingersings@yahoo.com. ¡Mucha suerte para todos y muchas gracias Miss Celanius por ayudarnos una vez más!

Miss Celanius

http://www.miss-celanius.blogspot.com/

mcelanius@gmail.com