Risotto para ser feliz

Hace un par de semanas enganché a Nigella enseñando cómo hacer risotto de una forma tan pero tan simple que pude anotar la receta de un tirón una vez terminado el programa. Geo, te juro es una panzada de fácil (y panzada de delicioso). Además, cuando le conté a mi nonna milanesa que había aprendido a hacer risotto de la tele, casi chocamos (íbamos en el auto). ¡Pero nonna, siempre pensé que era tan difícil que ni me gasté en preguntarte! Más allá de los pucheros, chequeamos datos y truquitos… llegué a la conclusión que Nigella aprendió a hacer risotto con mi nonna.

En fin, no me iba a quedar mucho tiempo con la intriga si podía o no hacer el festín de arroz y aproveché anoche el reencuentro con Mr. P después de casi dos semanas para celebrarlo con todo. Risotto con arroz carnaroli y langostinos, ¡esaaaaa! Coto no sirve para el brie, pero sí sirve para los langostinos pelados a $10.

Seguí la receta al pie de la letra tomándome sólo un par de licencias (el tomillo no entra en mi casa… sólo para el té de la tos). Hasta separé la yema de la clara, usé la yema con crema y jugo de un limón para darle un sabor y un aroma más allá del horizonte. Apoteótico. Llamamos a Tato, un amigo chef de Mr. P, para chequear como incluíamos a los langostinos al festín (salteados en una sartén aparte en aceite con un poco de ajo y vino blanco). Y antes de terminar, metimos el queso Parmigiano Reggiano que mi amigo Santi me regaló post evento de prensa (¡cómprense algo en El Borgo de Área 60!).

Listo el risotto, listos los langostinos, lista la mesa y una cena de viernes en medio de un martes.

¿De postre? Pirate Radio (o The Boat that Rocked) en Cinecanal, porque la vida es ASÍ de linda y se te aparece justo cuando estás necesitando algo rico, unos mimos y muy, pero muy buena música.

Citando a Nigella, cuando probás el sabor de esto, sabés que el mundo es un lugar maravilloso. ¡Qué tengan un gran miércoles!