Alma Singer II | 365 días en un post

Mi balcón nuevo volvió a ser punto de encuentro y, además, pasará a la posteridad con la última foto que Diegou se sacó conmigo para su re archi posteado, admirado y divertido Project 365.

Ya eran casi las 20:30hs de la noche y Diegou, Alejo y yo estábamos liquidando nuestros tragos, medio colgados con ideas que habíamos estado charlando. Se produce un silencio y yo digo algo así como “qué loco todo lo que generó este proyecto”… A lo que él responde con un sí bien plantado, mira pensativo al horizonte cortado enseguida por mil hojas de árbol, y cuenta a continuación la verdad de la milanesa: cómo nació un proyecto que con cada click se hizo más grande.

Fue un 4 de enero. Diegou y Phil estaban mirando una película y nuestro protagonista tuvo un arrebato de “tengo que hacer algo y tengo que hacerlo ya, porque sino, no lo haré nunca”. Phil lo miró con ojos vidriosos y le dijo algo así como no me rompas. Diegou fue, tomó su cámara chica porque la grande posta estaba en su laburo, y la apoyó sobre el plasma. Phil siguió mirando la película y Diegou miró bien fijo al lente: acá estoy y no me pienso ir por 364 días más (eso lo agregué yo jijiji sarasa con ganas si me dan rienda suelta). Click. La primera foto fue capturada y comenzó la cuenta regresiva… tic tac tic tac tic tac & pictures.

Si puedo ponerme en el lugar de fan número uno (más que Fedora jajaja), creo que amerita un breve resumen de todo este caudal creativo que más de uno (muchos más) entrábamos a mirar todas las noches, como quien esperaba el Billiken los sábados de 198y…

No cabe dudas que Diegou conoció aun millar de personas nuevas…

Se metió en sus intimidades y sillones como Juan por su casa…

Nos hizo volar con colores alucinantes…

Jugó con su Photoshop y creció como profesional…

Se disfrazó de cualquier cosa sin ningún tipo de temor ni vergüenza (chapeau XL)…

Se codeó (y codea) con artistas…

Aprovechó cada viaje…

Sacó fotos en lugares casi imposibles si dudas por un segundo…

Y hasta expuso. EXPUSO. Colgó sus fotos en galerías, espacios culturales y restós, asentando con firmeza que todo se puede si se quiere.

Esa, creo, es la moraleja de este cuento que duró “365 días”. Basta una decisión, un amigo que te acompañe y un click para hacer que las cosas pasen y tu vida tome otro curso. El curso que vos querés.