Mis amigos dicen que yo soy tramposa. Yo no soy tramposa (bue, nunca me dejen ser banco del Monopoly… me castigan aunque deslice casitas, trenes y billetes de 500 por debajo de la mesa para compartir el botín con mis aliados de juego). Posta, no soy tramposa. Tengo mala suerte. Con este post voy a limpiar mi nombre.
Cuenta la historia que en Chile comimos demasiado (¡OBVIO, ES MARISCHILE!) y que hicimos un pacto de no harinas ni azúcares por una semana. Hecho y sellado en el aeropuerto con una Dunkin Donuts en la mano. Ese domingo volvimos y todos contentos.
Resulta que el lunes siguiente yo tenía agendada una cena en Lola con Mar, de prensa, y Clorets. Lola, a ver… Ahí está mi mala suerte. La gran prueba de fuego, ¿no? El mozo no paraba de traer pan que parecía horneado por el panadero de Dios y yo muy modosita mascullando un “no gracias” tras otro. Las harinas las hizo el demonio.
Comimos como entrada un paté de ave de La Maison, con mermelada de uvas, brotes y flores de la pradera (obvio copié la info de la foto... ¿y comí flores de la pradera?). Probé el paté sin pan. Esa es una verdadera demostración de conducta.
La cena, siempre muy divertida cuando estás con Mar y Clorets, fluyó entre risas que hicieron que bajara la guardia. Un poquito no más, porque se me ocurrió pedir salmón blanco envuelto en hojaldre. El hojaldre tiene harina. Maldita sea. Me di cuenta antes de hacer el pedido y fui por lo seguro, no recuerdo si una carne o un pescado menos pecaminoso. Orgullosa de mi decisión, me volví a meter en la charla hasta que salió el Chef Gonzalo Vidal himself a cuestionar la comanda. ¡JUA! (Me sentí en Top Chef). Con la mejor onda sugirió que reconsideremos nuestros platos (el de Clorets también), para saborear las especialidades de la casa. Mis papás me enseñaron bien e hice caso al anfitrión: me pedí el salmón blanco envuelto en hojaldre.
Cuando terminé ya ni me importaba mi traición, ¡POR DIOS QUÉ RICOOOOOOOOOOO! (y eso que acababa de aterrizar de MARISCHILE). Al otro día informé al comité antiharina lo que había hecho, ¿acaso una tramposa lo hubiera hecho? Ah… ya me parecía Pupeto… ¡save it! Tengo mala suerte no más, la mala suerte de haber ido a cenar a uno de los mejores restaurantes de Buenos Aires con dos amigas muy divertidas. Bu bu bu… qué mala suerte che…
Lola
http://www.lolarestaurant.com/
D: Guido y Junín, Recoleta
T: 4804-5959
Fotos, claramente, gentileza prensa
Ayy estamos en la mimsma! Yo no cené en Lola, pero había prometido no comer harina ni arroz por dos semanas y desde el sábado que tuve casamiento que no puedo parar!
ResponderEliminarQue rico el salmón! mmmm
besos!
J
al arroz sí que no lo vedo ni loca! jajajaj! cuesta, no juli? puffff
ResponderEliminarNo se puede vivir sin harina!!! El harina lo es todo! Yo elijo sobre todo integral, que satisface más y nutre el doble.
ResponderEliminarDebo confesar que soy adicta las harinas. Y maldigo la hora que el chino de abajo de casa empezó a vender pan caliente las 24 horas
ResponderEliminarGEnia VEro por su plan, genia Mar por llevarnos y genios los de LOLA por tener ese lugar, esa onda y ese chef.
ResponderEliminarRepetiremos y seremos millones (de calorías)
:)
besos
jajaja totalmente!
ResponderEliminarYo amo todo lo que tenga harinas la verdad
Eso que no soy muy cocinera (aun, tengo ganas de aprender!,) sí soy muy de pedir comida y ahi SIEMPRE HARINA desde pizzas hasta tortas jeje
bueno, me alegra sentirme comprendida por otras personas tambien en nuestra pasion por la harina en sus distintas formas :)