Alma Singer I | Cuando la literatura se hizo música

Hace un par de años yo no leía. No me pregunten porqué, porque siempre fui muy lectora, pero tuve una racha de casi cinco años sin tocar un libro. Llamalo vivir un año afuera o tesis o crisis existencial laboral o simplemente no tengo ganas. Rarísimo, pero fue así hasta que Nati apareció con Tokio Blues, Norwegian Wood de Haruki Murakami. Tomá, te lo presto.

Lo primero que hice fue buscar el tema para entrar en clima con la novela. Sí, soy así de bestia y me hago cargo, no tenía idea que esa canción -que ya tenía de oído- era Norwegian Wood. En fin, ya contextualizada con el protagonista, comencé a leer y me encontré con esta frase:

Y está tan oscuro como si en una marmita alguien hubiera cocido todas las negruras de este mundo.

De nuevo, no me pregunten por qué, pero esa línea me voló la cabeza. La releí como diez veces y me reencontré con el gustito de leer, de meterme tan fácilmente en otros mundos, de dejar que me cuenten las cosas e ir descubriendo distintas formas de decir lo mismo. Nati, Murakami y los Beatles reabrieron la puerta para ir a jugar y, sólo por eso, se merecen reverencia, post y tributo.