Ok, esta es la más pura verdad. Como Roma fue el primer punto que toqué en Europa en mi vida, y justo un año después de haber estudiado en la facultad al imperio romano (mi época histórica favorita), me flipó sin precedentes. Caló tan hondo en mí que estoy segura fue la pieza que despertó mi alma viajera. Romanticismo puro.
Nueve años después volví con la ilusión de encontrarme con esa Roma fastuosa cuyo esplendor, de acuerdo a mi memoria selectiva, se albergaba en calles chiquitas de eternos zigzagueos y en edificios terracota en perfecto estado. Vamos, como un primer amor, que cuánto más tiempo pasa, más se idealiza.
Este bagaje de expectativas se encontró con una realidad un tanto distinta, más humana, imperfecta y llena de fallas que atribuí a mi caprichosa memoria. Fue algo así como decepcionante pero no desesperanzador: me tomé un día para recorrer todos aquellos lugares que en el 2001 habían despertado mi más profunda admiración y ver si así la recobraba. Sólo el Coliseo volvió a ponerme la piel de gallina cuando lo vi, con su impávido semblante que se mantiene estoico y orgulloso aun a pesar de sus derrotes físicos contra el tiempo. El resto era un hervidero de turistas y de puestitos de souvenirs híper cutres, que tornaban cada fuente, monumento o sitio histórico en algo pagano, como fuera de contexto o ajeno a su verdadera esencia.
Me puse mal, me entró una especie de bajón que se llevó mis ganas de seguir recorriendo (WTF?) y de seguir enfrentando olas de gente sacando fotos al mismo objetivo desgastado. Sólo Enrico, su cotidianeidad romana y sus amigos oriundos buena onda lograron refrescar mi humor y presentarme una Roma más real que descubrí a más de 60km por hora en una moto (y con casco ma, no te preocupes…). Una alucinante forma de crear el viento y un frío polar que mis pies en sandalias no pudieron soportar. Y no me resfrié ma, no te preocupes…
Entonces, después de paseos predestinados para turistas, fotos un poco desganadas, pizzas gigantes, cappuccinos y cornettis (medialunotas y pasión nacional), viajes en colectivo y en subte (no te olvides de convalidar el pasaje), comienzo y fin de “Desayuno en Tiffany’s” (gloriosa historia), charlas en español, inglés y una excusa de italiano con Enrico y sus amigos del laburo, vino tinto en vaso de plástico en la noche de Trastevere, y un desayuno madrugón a las 4 de la mañana, después de todo eso, llegó el domingo. La domenica y su modorra.
Enrico se fue a Bologna temprano y yo me quedé de fiaca total en su casa, dando vueltas en la cama y regocijándome con un lujo que no me doy hace mucho tiempo… hasta este viaje, claro. Decreté que mi domingo estaría determinado por el clima que genera un brunch: pasos calmos, sabores ricos, relajo absoluto y deseos de trascender el día. ¿Mi objetivo principal? Ver si era posible descubrir una realidad a mi gusto en esta monumental capital.
Con ese fin tomé la revista Ling de mayo (¡gracias Vueling!) y anoté en mi cuaderno los lugares que recomendaba María Molina, una chica que había vivido ahí un año. Con un año ya tiene handicap para sugerir, ¿no lo creen?
Las cruces en el mapa, mi cámara, mi cuaderno y yo partimos una vez más a tomar la línea 90 de bondi, luego el Metro A y de ahí a transitar la ruta planteada por mi asesora. Cuando bajé en la estación Spagna, pasé junto a la afamada escalinata como una porteña pasaría del Obelisco. No es nada personal Piazza, pero hoy no te dedico ni un segundo.
Esquivé peatones fashionistas en
Las guirnaldas resultaron ser la bienvenida que da Il Clan, una trattoria situada en Via Sora que hubiera sido post de estar en Buenos Aires. De hecho, lo está siendo ahora porque es el primer negocio que veo que me saca un ¡AH SI! ¡POR FIN UN LUGAR COMO LOS QUE ME GUSTAN A MI! ¿Y su mejor punto? Nulo en guiris. Le saqué un par de fotos a sus mesitas exteriores y seguí mi búsqueda de la publicada pizzería.
Da Baffetto estaba justamente situada (y cerrada) en esa esquina. Me asomé a ver qué onda tenía Via del Governo Vecchio y me encontré que la calle entera emitía buena vibra y convidaba locales de mi agrado. Roma se estaba revelando tal como la quería ver.
Volví a Il Clan y me senté en su pintoresco banco con almohadones de Oriente y mesas talladas de hierro y madera. Las sillas también eran una locura de lindas y la atención casi a nivel familiar (que esto quede bien claro: en toda Roma me trataron siempre de diez y en casi todas las ocasiones en castellano… ¿tanta cara de argentina tengo?).
Este brote de alegría ñoña me llevó a sacar mi cuaderno y empezar a escribir todo esto tal cual lo leen. Mis musas, ausentes por días, se dieron el lujo de volver de su prolongado chapuceo en Sorrento.
Como estaba en plan pizza, me pedí una margherita que la camarera trajo antes de que termine el racconto. Meché letras desprolijas con masa, muzzarella y tomate que nada deben tener que envidiarle a su propuesta vecina (y del tamaño ni les cuento, una bestialidad interminable…). ¿Qué decirles? El almuerzo resultó tan brunch y satisfactorio como yo deseaba que fuera. Roma por fin se había presentado con todas sus luces. ¡Buon apettito y buona domenica Verónica!
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5 horas!!? escribis lento... jeje
ResponderEliminarmuy bueno como siempre!! como me gusta roma, me dio calor y olor a romero leerlo
Me asustaste! No podía creer que Roma te resultara tan decepcionante!
ResponderEliminarMenos mal que pudiste reencontrarte con ese encanto que alguna vez te supo cautivar!!!
Me pudo esa mesita en el medio de la calle...
ResponderEliminarHermosas imagenes y un relato maravilloso!!
me ahorro el comentario directo a Roma (sabias que vivi 3 años ahi?) pero me quedo con tus ganas de encontrar l'alma singer romanesca ...
ResponderEliminarbesotes!
Io adoro l´articolo bella!!!
ResponderEliminarAspero il tuo mail
Pa rallat.
que grande el italo catalan de Anna!
ResponderEliminarmuy buen relato pendex, excel fotos.
HAYY COMO ME HICISTE REIR CON LO DE SOUVENIR CUTRES!!! ODIOS ESOS SOUVENIRS JEJEJE... POR ESO AME TANTO EL DATO DE SOUVENIR CANCHEROS DE BARCELONA...
ResponderEliminarAME LA FOTO DE LA MESA CON MANTEL A CUADRILLE ROJO Y BLANCO ES TAN ITALIAAA... JUSTO EL OTRO DIA DECIA Q HACE FALTA UNA PIZZERIA ASI EN NEUQUEN, TIPO LAS CHOLITAS DE BUE! PERO CLARO CON EL DETALLE QUE SE PUEDA HABLAR SIN TENER Q GRITARRR
BESOS
Los lugares son siempre los mismos, es unx el que cambia.... Volver a una ciudad despues de anios es como volver a leer un libro o ver una peli que leiste/viste de chicx... el cristal con que miramos es el cambia de colores. Que bueno que pudiste re-encontrarte con esa Roma tan linda!
ResponderEliminarQué lindo Veroooo! A mí el turismo me plantea esos mismos dilemas! Qué gracias tiene lo obsolteo y archifotografiado? Y a la vez:; "cómo me lo voya perder?". Creo que hay que ver todo, como hiciste vos. Lo trillado, "para la gilada" pero no por eso menos histórico y bello. Y lo cotidiano, para el viajero curioso. Besotes! Quiero esa guía de la chica que vivió un año ahí!!!
ResponderEliminarcuadernito compañero de emociones ;)
ResponderEliminarcomentarios que dejé descuidados!
ResponderEliminardie, te pusiste romántico! jejeje!
andre, amamos roma :)
romi mil gracias!!!!!!
pau: quiero data de tus 3 años en roma!!!! sos grosa ciudadana del mundo!
pa rallat lindaaaa... te debo el mail, soy lo menos!
gracias sal gracias gracias!
guada: piaf pizza coming soon! jajaj! gracias :)
clarita: es así. tal cual. que bueno que cambiamos, no?
ceciii linda reflexión! dopo te paso la nota de maría
lou: el cuadernito es todo! TODO! jajaj!
besazosssssssssss de sábado