El martes pasado amanecimos a las 4 de la mañana en Málaga con la gran pregunta: ¿acaso el puto volcán me dejará volar a Barcelona? Qué momento… estaba a sólo una hora y media aérea del hogar del 70% de mis amigos residentes en este maravilloso país y una nubecita del demonio atrevía a aguarme la fiesta.
Pero lo que la nubecita no sabía es que mi mamá es master Reiki y que todos mis amigos de Facebook (para algo sirve, ¡ja!) soplaron bien fuerte y limpiaron el territorio aéreo español. A las 8 de la mañana, tras despedirme de Ele, me subí al avión de Vueling (ja número dos) y palpité la emoción de volver a ver a mis hermanos elegidos y de descubrir a Ling, la revista de la aerolínea low cost de Iberia. ¡OH DIOS MIO ES PERFECTA! Y por suerte take away.
Entonces: entre el madrugón, los nervios de la cuestión de volar o no volar, la tristeza dulce de volver a decirle adiós a Ele, la adrenalina de ver a mis amigos, la efervescencia generada por una muy buena revista de abordo (sí, es así de buena), el estrés de desorientarme en el metro barcelonés y la fatiga de caminar más de 20 minutos hasta el edificio World Trade Center con 13 kilos en la espalda y 7 kilos en la mochila de mano para reencontrarme con Anna, quedé baqueteada. Me tiré en un banco a esperar a que aparezca mi Pa Rallat, rogando secretamente por un pulmotor. Ahora… qué poco importa todo ese periplo cuando ves aparecer a tu amiga y descubrís que ni mil años sin vernos pueden afectar nuestra amistad.
Abrazos, grititos, mini relatos, plan de almuerzo y llaves de casa de Anna después, me subí a un taxi (sí Andy, a un taxi) y enfilé para el Born a dejar mis cosas. Plan inicial: siesta… qué ilusa. A medida que iban pasando las cuadras, mi cabeza y ojos alucinaban despertando hasta la última fibra dormida de mi cuerpo y mente. Para cuando el auto frenó en la esquina de Anna, ya tenía lista la cámara y las ganas de perderme en el barrio. Venga… el primer post barcelonés está dedicado al Born, donde sin dudas viviría de pasar una estancia en la capital catalana.
Más fotos Born
Que buen viaje! seguí pasandola bien por el viejo mundo! beso
ResponderEliminargracias maru :) beso enorme!
ResponderEliminarAmo El Born!! Qué lugar más increíble!! Iba y venía de una punta a la otra, incansable. Condensa esa mezcla perfecta de modernidad e historia antigua que es Barcelona. Veo tus fotos y pienso "como sea tengo que volver lo más pronto posible", jaja. Besos Vero.
ResponderEliminarsilvi seeeeeeee, es así, no podes dejar de caminar!!! jejje volveremos y dejaremos nuestra huella en el barrio! jajaja
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