La pasión se mide en hebras

Siempre quise que me gustara el té pero lo tengo tan asociado a esa pasta horrenda mata gripe que me hacía mi vieja de manzanilla, azúcar y miel (ma, si recibo una puteada en los comentarios voy a saber que lees el blog, ¡tierna!), que estoy como negada. O estuve. Marianita abrió la puerta y me enseñó (a) lo que hay detrás de gripes y prejuicios de un brebaje que consideraba insulso.

¿Quién es Marianita? La conocerán mejor como Mariantur, ávida participante de comentarios y sorteos singerianos y, por suerte para mí, mi amichi de laburo. La conocí en un viaje de prensa y luego llegó al diario para oficiar de redactora de Turismo con toda su parsimonia, buena onda, excelentes comentarios que dan justo en el blanco y su taza de té comprada en el barrio chino (con ese cosito para poner las hebras... ¿vieron? Soy una bestia). Siempre está de buen humor… ¿será porque sólo toma (y reverencia al) té?

El punto es que poco a poco comenzó a profesar en la redacción su pasión por esta bebida milenaria. Y no estoy hablando de una falsa groupie que se compra cinco tipos cancheros de té de marca. Marian va a cursos y degustaciones, lee libros, investiga online, entrevista a especialistas, etc. etc. etc. El té la moviliza y forma parte de su estilo de vida.

Lo loco es que su encuentro con el té fue casi de casualidad (cuando menos te lo esperes aparece… genial usar esta frase trillada y estrellada en un contexto no de relaciones). La cito:

Hace un tiempo, desprevenida, me tropecé con una taza de té. Desde ese accidente, obnubilada por el elixir oriental, me abrí a nuevos intereses y sentidos de la estética, modos de vida, lecturas y aventuras. Les presento mi blog, espero que sea una piedra en sus caminos.

Como el texto lo indica, Marian tiene un blog llamado Momentos de Té. Y acá va mi acotación personal: ¡El mundo necesitaba que ella hiciera ese blog! Tienen que verla y escuchar como habla de los distintos tipos y colores, y las formas ideales para preparar cada uno, o de las rutas del té, milenarias y llenas de leyendas que ella intenta descifrar o respetar, dependiendo del caso. Es una conversa absoluta y dos veces por semana comparte sus hallazgos y experiencias en Momentos de Té.

Ayer nos juntamos a desayunar en Chez Pauline Maison de Thé, un pedacito de París porteño que generó todo este idilio. Ella cuenta de forma muy linda en este post sus primeros pasos en este cálido mundo (el del té y del Pauline, su maestra).

La ambientación sofisticada, la atención cálida y especializada (hay que saber de té), los detalles perfectos que acompañan el pedido, la pastelería (los macarons de Les Croquants, entre otros), la música francesa (¡obvio!), el escuadrón de latas con té, productos y vajillas para degustar este elixir y el clima relajado en general son motivos suficientes para ir, conocer, tomar, comer y volver.

Y desayuné con una taza de té Jardín Suspendido (con ese nombre como para no querer probarlo). ¿Hace falta que aclare que me encantó?

Amantes y o simples curiosos del té, les recomiendo el blog de Marian a full y que se den una vueltita por este adorable lugar al menos una vez en su linda vida. Y si además tienen ganas de vivir la experiencia en 3D, pues están de suerte porque este jueves 08 ella va a codirigir una degustación en Chez Pauline, con regalito sorpresa incluido.

Momentos de Té

Mariana Jaroslavsky

http://blogs.perfil.com/te/

Chez Pauline | Maison de Thé

www.chezpauline.com.ar

info@chezpauline.com.ar

D: Juncal 1695

T: 4816-9988

H: Lunes a viernes de 9 a 20hs y sábados de 10 a 20hs.

Muchas más fotos Chez Pauline