Alma Singer I | Shadows on the wall

Mañana viajo a Corrientes a conocer un hotel. Debería estar armando el bolso y durmiendo, preferentemente. Pero estoy así como un poco despabilada. Me están tocando vivir tiempos de mucha cosa dando vueltas. Mucha cosa BUENA. Es tanto y en tantos planos que creo que estoy más concentrada en vivir y disfrutar todo esto que en proyectar, armar el bolso, y dormir, preferentemente.

Y no necesito grandes cosas para estar bien, créanme. Me contento muchísimo con detalles casi imperceptibles para el ojo desatento, como los juegos del sol dentro de mi casa un sábado mientras se supone que debería estar laburando…

O el aroma del primer té en hebras que me hago en casa, gracias a Marian y a su pasión materializada en un frasco…

O el enterarte por un mail buena onda que Mary, una periodista especializada en gastronomía, no sólo mencionó a tu blog en el suyo sino que además celebró el encuentro de dos amigas en plan desayuno…

O que tus rosas de $5 se inmortalicen en una foto para que siempre recuerdes lo bien que te sentiste el día que las encontraste…

Es así. Detalles. Yo sigo insistiendo que la belleza está en los detalles. Shadows on the wall. Un mail tierno de tu mejor amigo. Un almuerzo delicioso improvisado por tu mejor amiga un domingo de quiebre. Una pizza compartida con tu viejo, hermano humano y nuevo hermano felino. Veinte páginas delirantes de La conjura de los necios. Cinco tracks bajo la lluvia con Florida a tus pies. Una charla con una amiga de futuros perfectos a prueba de tormenta gracias a un viejo balcón. Un mail que llega a tiempo para hacerte sonreír antes de irte a casa después de un largo, larguísimo día de laburo. Detalles. Shadows on the wall.

Antes de irme a hacer el bolso y dormir, preferentemente, los dejo con un post que me moría de ganas de hacer hace meses. Sigan abajo y entenderán. Detalles hay y belleza… esa va sobrada.