Creo que nunca visité un mismo lugar en tantas situaciones distintas. Con Jolie me pasó eso: disfrutar un bistró más que agradable (diría más bien como en casa) en muy buenos momentos, todos diferentes.
La primera vez llegué tarde a un almuerzo. Maru, Mane y Tutina estaban terminando su postre mientras Tom dormía en su cochecito. Nuestra primera amiga mamá. ¿Qué tan fuerte puede ser eso? Y yo me quedé con ganas de probar el volcán de chocolate. I’ll be back, me prometí…
Meses después me llega un mail de Mariu, encargada de la prensa, para invitarme a conocerlo. Necesité ese F5 para recordar que quería volver a por el volcán de chocolate y la paz que te genera estar sentada frente a la plaza Castelli (o placita de Belgrano R) una tarde de sol. Así que un sábado inmediato fui a tomar un licuado con Pupeto, en la vereda, bajo el sol y los árboles de Conde.
Fue tan bueno el licuado, la sensación de relajo y la charla con mi mejor amigo que nos levantamos con ganas de caminar por Belgrano, así como quien no quiere que se termine un buen encuentro. Y saqué fotos, obvio.
Unas pocas semanas después volví en plan prensa. Me encontré con Mariu y Marivi, una de las dueñas junto a Fabián y además una grata sorpresa. Con el café con leche (enorme, suave y riquísimo), llegaron charlas de fotografía, la decoración de Jolie (ensamblada absolutamente por sus dueños), los clientes habituales, el arte en general, y la cocina + arte en particular. Esto último se debe a
Los tagliatelle nero di sepia con juliana de vegetales salteados en salsa de soja, ajo y jengibre, solomillo de cerdo agripicante y gambas en tempura de maracuya y tabasco (sí, esa fue la inspiración y sí, suena absolutamente delicioso), se sirven en un plato estampado con una interpretación del artista de su propia obra, algo así como la versión vajillable de lo que se ve expuesto en una gran pared. Sólo hay 50 por edición y el menú, que incluye el plato, está a $78. A esto llamo yo saborear el arte.
Antes de irme, los chicos de Jolie pusieron una mesa de desayuno bien completa para que le saque fotos. Panzada visual incomparable.
Con todo debo haber estado algo menos de una hora, tiempo suficiente para reconfirmar la buena vibra del lugar y mis próximas visitas que, de hecho, fueron muy próximas. Pasaron sólo dos días y estaba cenando con Agus, Ceci y Noe. Lamento no tener fotos de este encuentro porque la noche fue ideal, de esas donde te das cuenta que el verano está terminando pero todavía da batalla y te regala el clima perfecto. Ni frío, ni calor, ni humedad, sólo risas y buenas charlas sobre casamientos, festejos, relaciones, laburos, proyectos, viajes y deseos, ensaladas de mollejas (recomendables a más no poder), un pollo delicioso y un brownie tibio con helado para coronar un encuentro de lo más agradable.
Hasta ahora cuento cuatro visitas pero pienso volver muchas, muchas más veces. Como mi hermano Andy que siempre arranca un libro nuevo tomando un té en Jolie. O Diegou, que se fue a sacar una foto con Marivi esta semana (de la cual volvió contento y con perspectivas de sacar más). O como mis viejos que, si mal no recuerdo, han desayunado ahí alguna que otra vez luego de caminar por el barrio. O como lo haría yo esta Semana Santa si me quedara en Buenos Aires (hay un menú especial de Pascuas compuesto por lenguado grillado con puré de habas, espinaca salteada al ajillo, papas fondue y chupito de tomate y morrones + copa de vino Pasión 4 Merlot + Mouse de maracuyá a $55).
Jolie tiene de todo, para todos y se siente como estar en casa. Con arte, adoquines a los pies, buena onda, manjares y un siempre radiante sol de barrio.
¡Muchas gracias Marivi y Mariu por la buena onda!
Jolie | Cocina Bistró
http://www.joliebistro.com.ar/
D: Conde 2036
T: 4551-0766
H: Todos los días de 8 al cierre, luego de la medianoche.
Más fotos Jolie