Alma Singer II | Pedalear para ser feliz

El miércoles pasado conocí a Vicky de El Almacén de los Chicos y vale decir que es un encanto de persona. Es propiamente un encanto, con galletitas bajo el brazo, sonrisas abundantes y charla animada, aún cuando le toca vivir momentos Mon Dieuescos.

Nos encontramos en Mercado Amenabar, un lugar nuevito de Palermo pero ya incursionado por gente grosa que marca tendencias, como Ceci. Yo lo había visto un par de días antes, cuando fui a la presentación de una muestra del fotógrafo Eugenio Mazzinghi en Casa L’Inc (ya terminó, ahora está la genial muestra del español Juanjo Sáez, que tuve el gusto de ver durante su montaje ¡ja!). Léase: la zona es totalmente recomendable. El punto es que no me pude contener: si hay un lugar nuevo que me gusta, TENGO QUE IR. Por eso se lo propuse a Vicky como punto de encuentro, y ella accedió con la mejor.

Vicky llegaba de clases de tenis y yo de caminar bajo el sol así que arrancamos con dos jugos de naranja bien fríos y un muffin gigantesco y delicioso (las chicas se cuidan en verano… ¿no?).

El desayuno fue un torrente de estímulos positivos: un lugar luminoso ambientado con felices recuerdos bien recuperados y la genial historia de Vicky, contada con una soltura y alegría que contagian las ganas de irse a vivir (o al menos visitar) Punta del Este, México y casi Chile (casi, pero para nuestra suerte, no: la tenemos esparciendo buena onda en Buenos Aires).

Entonces, entre anécdotas de bicicletas (y si da o no utilizar este medio de transporte para llegar a un funeral), hijos, amores incondicionales (y divertidos), vidas expatriadas, trabajos rimbombantes y como ser feliz horneando galletitas de algarroba, se colaron fotos blanco y negro de la familia de Claudio (dueño de Mercado Amenabar y Lobby, a dos cuadras de ahí), escritorios del abuelo devenidos en mesas, arañas recuperadas y estanterías de la vieja farmacia que operaba en esta esquina. Cuánto futuro pueden tener los recuerdos.

Antes de irnos, Vicky me entregó el premio de Clorets y, de yapa, una caja de brownies y otra de alfajorcitos para mí (perfileanos agradecidos). ¡POR FAVOR QUÉ RICO QUE ES TODO!

Decía que antes de irnos, Vicky me entregó el premio y descubrimos una bicicleta estacionada bien arriba de una estantería, cual monumento. Mágico: se terminó un encuentro con la imagen perfecta para contar la historia de una chica uruguaya que pedalea con pilas y mucha buena energía para dirigir el curso de su vida. Pena que la bicicleta no tenía tres asientos más… no le hace justicia al amor que ella siente por su familia.

¡Muchas gracias Vicky por todo (¡un placer conocerte!) y mil gracias Claudio por dejarme retratar tus recuerdos!

Mercado Amenabar

D: Amenabar y Dorrego (esquina), Colegiales.

(Lo subí yo antes que Guía Oleo, ¡me siento re canchera jajaja!)

Más fotos Mercado Amenabar

http://www.flickr.com/photos/veromariani/sets/72157623062377040/