Alma Singer II | De encuentros, azúcares y nuevos amigos

El sábado pasado Barbie y yo dimos por concluida una divertida producción de fotos protagonizada por dos propuestas muy jóvenes (tranquilos, esto de la intriga no me cabe, mañana mismo se enterarán de qué estoy hablando Willis). Fueron más de cuatro horas de laburo y más de 10.000 calorías de harina y azúcar ingeridas per cápita. ¿Al borde de la diabetes? Posiblemente, pero valió la pena.

Es por eso que cuando nos sentamos en el living de Magendie Ciencias Naturales (Palermo) sólo nos dio resto para pedirnos un licuado de frutilla y una limonada. Todo fresco por favor.

El camarero trajo dos licuados de frutilla y una limonada. ¿Se equivocó? No, para nada. Barbie y yo no estábamos solas: Marce Conti estaba sentada con nosotras en esos comodísimos sofás, a punto de disfrutar una muy buena merienda (carente de sólidos) repleta de buena charla y proyectos. Hasta llegaron un café con leche y un cortado en jarrito. Eso de los proyectos sí me lo voy a guardar, igual no faltará mucho para que se enteren (al final hice la gran Rial con su video incógnita de mierda, que boluda…).

En fin, Magendie es un lugar muy amplio y luminoso que está ambientado con libros de arte, revistas de diseño y objetos que suponen historias, aunque no las conozcamos. El clima imperante es de una paz absoluta, donde los tonos pasteles se complementan armónicamente con los muebles de madera (mesas, sillas, un aparador con vitrina enorme, la tapa del mostrador…). Es como si todo estuviera suspendido en el tiempo. Las horas no pasan: se disfrutan.

Me hubiera gustado contarles de su aspecto culinario pero, como les anticipé, Barbie y yo no podíamos ni mirar un brownie. Tendremos que volver porque Magendie tiene buena fama y, dicen, maestría en balancear proteínas y carbohidratos.

Lo que sí hicimos fue consumir con los ojos todos los productos exhibidos en el almacén del restaurante. Sí, justo al lado del living improvisado, está la puerta que te lleva a un acogedor espacio lleno de frutas secas, especias, bolsos de tela para hacer las compras (seguimos en plan ecológico), huevos orgánicos, pan dulces navideños, arroces, nueves y jazmines, entre tantos otros productos que responden a la consigna de HACER BIEN.

Parecíamos tres niñas visitando la casa de la abuela: mirando todo, preguntando, tocando, pesando, y los chicos de Magendie nos respondieron a cada pregunta con mucha onda y datos utilísimos (sí, utilísimos pero sin Patricia Miccio).

Y como si fuera poco, nos llevaron al sótano del lugar, donde la bodega y algunas mesas escoltan muestras de arte. Se que agarré la tarjeta de la artista que actualmente presenta sus obras pero no la encuentro en este caos que es mi cuarto. Si alguien reconoce su laburo, agradecería me cuente quien es:

Para cuando Marce, Barbie y yo nos fuimos, ya teníamos tan incorporada todo la esencia del lugar y sus propuestas que fue como haberse reunido en la casa de un amigo.

Marce fue buenísimo conocerte después de tantos mails y comentarios. Una vez más, mil gracias por donar el cuenco (Loli en breve estará en tus manos) y muchísimas gracias por haber escrito este post tan lindo sobre nuestra casa. ¡Un honor estar en tu blog!

Magendie Ciencias Naturales

D: Honduras 5900

T: 4772-0022

Más fotos Magendie Ciencias Naturales

http://www.flickr.com/photos/veromariani/sets/72157622971352120/