Alma Singer II | Carne argentina y guiris contentos

A veces me aterra pensar que vengan mis amigos guiris de visita y yo no sepa dónde llevarlos para que conozcan la Buenos Aires que no se pueden perder (después está la Buenos Aires Alma Singer, pero ese es otro tema). Es ese vértigo frente al “¿dónde hay una milonga no turística para que vean y vivan el pensamiento triste que se baila*?”, “¿cuál de todos los museos y galerías tienen que visitar sí o sí?” o la más temida… “¿dónde los llevo a comer un buen asado?”. Nuestra cruz: lucirnos con la carne argentina.

Por suerte ahí tengo una punta. Más que una punta es un bodegón enorme, colorido, ruidoso y lleno de gente, situado en pleno casco histórico. Se anuncia desde la calle empedrada con un cartel rojo estridente y llamativo que deletrea Desnivel. El Desnivel de San Telmo. Con sólo nombrarlo se me hace agua la boca.

Hace unas semanas vino mi amiga Meli de visita. La ahora gaita se quedó muy poco tiempo en capital, lo que nos dio margen para una sola cena. Como viajó con su españolísimo novio Randy, con Sil nos cayó de maduro llevarlos a El Desnivel.

El feliz reencuentro se dio en el entrepiso de la parrilla, que ya estaba atestada a las 21.30hs. Entre anécdotas y F5 de nuestras vidas, desfilaron mollejas, una tortilla de papas (para que Randy no extrañe su patria), papas fritas, tira de asado y una ensalada. Ubicar toda esta comida + la panera de plástico + las bebidas + los condimentos en esa mesa diminuta fue talento de malabaristas (igual, ¿qué te importa el espacio si estás con amigos?).

Y mientras observaba lo contenta que estaba Meli con el lugar y lo bien que comió Randy, me quedé tranquila de haber encontrado una punta donde llevar a mis amigos extranjeros (y no tanto) cuando quieran carne, aromas y bullicio argentino.

El Desnivel

D: Defensa 855

T: 4300-9081

* Enrique Santos Discépolo