Un buen café con leche, muchas harinas endulzadas y good conversation

Hoy Buenos Aires se levantó con el cielo tapado –yet again- y 25°C. Ya es casi diciembre, hace calor y yo estoy presentando un lugar que conocí cuando todavía usábamos camperas, bufandas y medias largas. Es un post que me reservé para cuando yo estuviera pasando por un momento como el que estoy pasando ahora (guarda, se viene Alma Singer versión blog-les-cuento-lo-que-siento). Me siento desbordada, un poco bloqueada y físicamente cansada hasta el punto de lo ridículo. Con decirles que calculo qué medio de transporte me asegurará un asiento vació y más de media hora de viaje para poder robar tiempo al sueño.

Si bien proyecto con ansia voraz estar tirada por una semana en una cama gigante con sábanas blancas, en un cuarto absolutamente diáfano que tenga un ventanal enorme abierto al mar, no puedo parar. No quiero parar. Estoy pasando por un excelente momento, ¿qué pasa si la cresta se rompe? (viene otra ola, lo se...).

En fin, eludo la respuesta y los llevo a un domingo en Retamas con mis grandes amigas, Mane y Flopa.

Después de un año de no vernos, en septiembre volvimos a juntarnos a tomar el té como solíamos hacer todos los fines de semana antes de que Flopa partiera a nuevos rumbos. No hay nada más simple y placentero que eso. Un buen café con leche, muchas harinas endulzadas y good conversation (como enunciaría Troy a Lelaina). Repito: no hay nada mejor que eso.

Eso y hacer el tonto con el hombrecito de chocolate. Y reírse a carcajadas de alguna anécdota obscena. Y hacer chanchadas con lo que queda del empalagoso muffin. Y confesar a tus grandes amigas tus miedos para escuchar al toque palabras reconfortantes. Y sentir que a veces el tiempo retrocede y volvés a tener 20 años, cuando tu máxima preocupación era un parcial de Historia de la Cultura II. O sentir que el tiempo nunca pasó, que las distancias físicas nunca abrieron un trecho entre nosotras y seguimos siendo las tres mismas personas que aprecian un buen café con leche, muchas harinas endulzadas y good conversation.

¿Qué decirles de Retamas? No lo se, esa vez no activé mi ojo crítico. Ni siquiera pedí una tarjeta. Simplemente me senté a saborear una muy rica merienda, donde fuimos bien atendidas y nos sentimos envueltas en un clima cálidamente familiar. Eso. ¿Acaso importa algo más, cuando estás con tus amigas?

Retamas

La Pampa y Heredia, Belgrano R.