Veinte personas sentadas en un auditorio. Yo estoy parada sobre el escenario, mis manos cruzadas nerviosas detrás de mi espalda y mis ojos irritados por la luz del reflector. Silencio.
Hablo.
- Mi nombre es Verónica y soy adicta a sacar fotos.
- Hola Verónica (responde el público).
- Hace tres meses que llevo mi cámara cada vez que salgo. Hace tres meses que saco fotos a los lugares que visito; a las personas que me acompañan (sin importar si están masticando un bocado de pato al escabeche o pidiendo la cuenta al camarero); a los saleros y sobrecitos de azúcar; a los vasos con limonadas o jugos naturales; a las sillas, mesas, sillones, y floreros que adornan el establecimiento; y los platos sustanciosos antes de dejar que mis colegas comensales puedan siquiera tantear el terreno del sabor. Hace tres meses que produzco tomas culinarias como si fueran a cambiar el mundo visual. Hace tres meses que mis amigos me piden que me deje de romper las bolas y coma.
Si bien estoy sintiendo una leve mejoría, debo admitir que tuve un retroceso en mi plan de recuperación: el sábado pasado fui deliberadamente a almorzar a Krishna con Nati. Sí, me zarpé mal. Perdón grupo, pero la tentación fue demasiado grande. Si tan sólo hubiéramos encontrado una mesa afuera, sobre la vereda en esos bancos tan monos y mesas ratonas, probablemente haya tenido menos material para fotografiar. Pero no. Llegamos casi a las dos y sólo quedaban tres meses disponibles, todas adentro. Sí, en ese atiborrado adentro con detalles deslumbrantes y color para despabilar a insulsos.
De todas formas grupo, puedo decir orgullosamente que sólo saqué fotos de lo que pude retratar sentada en mi banco. No me moví ni abandoné a mi amiga ni por el más corto segundo. Y sólo saqué una foto de la comida: metí en el mismo cuadro los jugos, la ensalada y el sándwich gigante por el que opté yo.
Y si bien logré irritar a Nati (“¿vas a sacarle foto a todo?”) me contuve lo suficiente como para que mi traspié no sea demasiado pronunciado. Comimos, bebimos y evitamos un té de cortesía que nos trajeron muy amablemente como sobremesa (jengibre caliente, ¿acaso hay algo más feo?).
En honor a la verdad, debo admitir que en el trayecto de salida vi una esquina de ensueño visual y sí, pedí permiso para sacarle una foto. Y la saqué. Y retrasé a mi amiga. Y probablemente tenga que volver a iniciar los 12 pasos pero, ¿saben qué? Valió la pena.
Krishna | Veggie Lunch
Alimentos ofrecidos a Dios
Dir: Malabia 1833, frente a Plaza Palermo Viejo
Tel: 4833-4618
El tema de las adicciones actuales es un problema, Vero...
ResponderEliminarLa cámara, la compu (te conté que estoy en una quinta terapéutica para rehabilitarme como lectora de blogs??? jajaja!!!).
Y el té de jenjibre!!! No me podés decir que es feo!!! No, no, no!!!
I LOVE GINGER!!!
Hay que ver la adicción a la cámara desde el lado positivo...no es tan grave!!!
Sabés? Todavía no pasé por Krishna.
Qué blasfemia. El jengibre es una de los alimentos ofrecidos a/por dios más ricos.
ResponderEliminarVos parada sobre el escenario: las manos, el reflector, silencio. Salvo por lo del jengibre, yo te aplaudo!
beso, me voy a leer el siguiente post.
1-El mozo de krishna es lo mas...
ResponderEliminar2-Entiendo vero...espera que la que te escribe obtenga su camara...
besos
juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarbuenisismo post.
compañera de granja.
Krishna.....naaaa, aguante Vishnú!, como todos saben esta ultima deidad le moja la oreja a Krishna, lo empuja en la fila a Buda, lo prepotea a Mercurio, le hace la doble Peuchele a Apolo, le escupe el asado a Zeus, ejecuta una tijera voladora al cuello de Sai Baba....y la lista sigue, además Vishnú posee dos pares de brazos por lo que lo acreditó como el mejor chef de todos los Olimpos, mientras hace asadito en la fragua de Hefesto, se toma un vino tinto de la copa de Dionisio y le pide a Afrodita que haga streap tease!.
ResponderEliminarCon lo anteriormente expuesto, es indudable que los del restaurante se equivocaron de nombre...pensandolo bien, vos, Vero sos como la Vishnú de los fotógrafos, en tus manos la cámara se multiplica por 4.
Qué genia!! me veo tan reflejada! jajaj
ResponderEliminarLa adicción a la cámara es el mal de ésta era!!
besos
1. un sandwich en un restó indio?
ResponderEliminar2. JUDAS por haber ido a un restó indio con otra persona.
3. dejate de romper las bolas con las fotos!
slds cordiales.
Sabía que con mi palo al jengibre iba a tener repercusiones, pero bueno, no lo puedo evitar, no me gusta! jaja!
ResponderEliminarSal, no se acaba el mundo, podemos volver cuando quieras. Y cuando veas los precios de este adorable lugar a fin de mes, vas a pedirte el sandwich!!! jajaj!
ResponderEliminarY BUENO ANDY... SI ES FIN DE MES TE INVITO YO... NOS DEJO AFUERA ESTA VEZ... LA VENGANZA SERÁ TERRIBLE!!!!!!LE LLEVAREMOS MUCHO GENGIBRE A SU CASA... (EN VINAGRE, RALLADO, EN POLVO.... DE MIL MANERAS!!! JAJAJA!!!!!)
ResponderEliminar( es buenisimo para la gripe.. y es delicioso , ese "picorcito" es especial
Veri, impecable como siempre y me fascina tu obsesión, me hace conocer lugares increibles a los que quiero ir alguna vez y que no se siquiera que existen si no es por tus fotos...
seguí adicta por favor...
besos mil
Krishna es genial, la comida es genial y este post es genial. Genial genial.
ResponderEliminarOjalá, Alma querida, que nunca te recuperes de tu adicción.
Un beso grande
divinee quiero ir! y morí con tu onda "fotografos anonimos" :)
ResponderEliminarMANE
No sabés lo que te banco amiga! Con la calidad de fotos que sacas, se entiende la adicción!!!!!!!!
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